Como ciudadanos, los españoles tenemos derecho a sentirnos seguros en nuestra propia tierra. Digo esto, al hilo de las recientes declaraciones del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, según las cuales, la garantía de seguridad cero no existe, pero es cierto que ha habido un refuerzo especial de miembros de la Guardia Civil, Policía Nacional y me imagino que un número no determinado de otros cuerpos especiales de seguridad, para evitar sorpresas inesperadas en los centros de mayor concentración de público, por las vacaciones de primavera y los recientes acontecimientos terroristas en Europa.

Sin ir más lejos, en una de las primeras procesiones a principios de esta misma semana, en Málaga, un enfrentamiento entre varios jóvenes provocó una estampida por parte de aquellas personas que presenciaban el acto, así como los miembros del cortejo. Muchos no sabían por qué corrían, pero ante el pánico, mejor salir del atolladero, por si acaso.

EN MADRID y en la plaza Mayor, se produjo una alteración del orden por parte de seguidores del club de fútbol del Leicester. Por embriaguez y falta de control, los británicos y las fuerzas antidisturbios se enzarzaron a palos, puñetazos, botellazos y demás objetos contundentes. Se cerró el lamentable acto con el grito por parte de los visitantes de «¡Gibraltar, es nuestro!». Lo que nos faltaba. Ahora todo se basa en posturas imperialistas de la época de la reina Victoria. El civismo se echa en falta y en estas ocasiones, sobretodo.

El pasado miércoles, los medios nos informaron que entre las fuerzas de seguridad, en estos días, hay agentes de otros países europeos como Francia, Gran Bretaña, Italia, etc., lo cual asegura el buen entendimiento con nuestros turistas.

*Secretaria provincial de Derechos Civiles del PSPV-PSOE Castellón