Querido/a lector/a, algunas veces pienso, y te aseguro que hasta encuentro razones que casi me convencen, que los españolitos de a pie, los que a duras penas tenemos (y no siempre) un trabajo, un salario y una pensión que suele rayar en la indignidad y que nos dificulta llegar hasta final de mes, deberíamos tener el derecho y el deber de poder votar no solo en nuestro país si no, también, en los EEUU. Evidentemente este planteamiento es una broma, pero tiene sentido.

La realidad es que este comentario y deseo que desde el principio y hasta el final puede verse y entenderse como algo descabellado o del nivel de una chorrada mayúscula, viene a cuento porque la nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Sra. Kristalina Georgieva, acaba de decir en el que ha sido su primer discurso, que la desavenencia o guerra comercial entre Trump y China (no hablo de los aranceles a ciertos productos españoles) esta amenazando la economía mundial porque la esta desacelerando, provocando daños que afectaran a toda una generación. Tan cierto que, solo en el año 2020 se perderán 700.000 millones de dólares.

Así es que, y lo digo y lo repito, hay países que por su importancia en el mundo, por el poder de sus economías, tecnología, investigaciones… y, también, por el poder de sus gobiernos, las decisiones que toman en cualquier terreno, afectan al conjunto de la humanidad. Es en esos países donde los otros, los países pobres, tendrían que tener derecho a voto y de veto para equilibrar y cuidar la justicia social. O dicho de otra forma, y esta vez en serio: es necesario un gobierno mundial que cuide del mundo. Y si eso es la ONU, que ejerza su función de verdad.

*Analista político