Las graves irregularidades que ha destapado la justicia en el seno de la empresa pública Acuamed, golpean de lleno a la cúpula del PSOE, ya que la actual presidenta del Partido Socialista, Cristina Narbona, ocupaba la cartera de Medio Ambiente en el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

Los contratos de publicidad de Acuamed, según la Fiscalía Anticorrupción, apuntan a un sistema de financiación irregular en el seno del PSOE que poco o nada tienen que envidiar a otros casos de corrupción habidos en España estos años. La única diferencia es si los casos de corrupción afectan al PSOE, o al resto de los partidos.

Las desaladoras del programa AGUA fueron el proyecto estrella del Gobierno de Zapatero como alternativa al trasvase del Ebro, y supusieron una inversión de 1.797 millones de euros gestionados por Adrián Baltanás, director de la empresa pública Acuamed.

El modus operandi era muy simple y una práctica generalizada, tal y como ha investigado la UCO de la Guardia Civil: se adjudica la construcción a una empresa y se le pega una mordida al contrato de más del 1% para financiar las campañas electorales del PSOE y también de otros partidos.

Si lo estuviera diciendo yo, podrían los lectores pensar que soy parte interesada. Pero no, quien lo dice es un Inspector de Hacienda, que alarmado por las noticias aparecidas en prensa, envió un informe a la Audiencia Nacional, que a su vez lo trasladó a la UCO y a la Fiscalía Anticorrupción.

Ahora mismo hay 400 millones de euros bajo sospecha. Hay campañas electorales del PSOE de los años 2007 y 2008 en el ojo del huracán. Y también de otros partidos, como el Bloc, partido integrante de Compromís, que tampoco sale muy bien parado en las investigaciones policiales.

Porque casualmente, la empresa Acuamed, que gastaba en publicidad 200.000 euros al año, en los años electorales de 2007 y 2008, gastó 18,5 millones de euros. 11,2 procedentes de la propia empresa pública y 7,2 procedentes de mordidas de las empresas constructoras.

56 contratos de publicidad con las agencias Crespo-Gomar y Llorente Cuenca, que son las agencias de publicidad vinculadas a las campañas electorales del PSOE y Compromís.

Puedo entender que la corrupción sea una lacra que haya que erradicar, y más aún cuando afecta al propio partido. Pero observo atónito el manto de silencio que cubre algunos casos de corrupción que afectan a los partidos de izquierda. Parece como si robar fuera malo, solo en función de si el que roba es de derechas o de izquierdas, en base a la superioridad moral de ésta última.

Solo pido la misma vara de medir. Que el que la haga que la pague. Que robar es malo siempre, incluso cuando el que roba dice que lo hace en nombre del pueblo o de la gente o del ecologismo o de la sonrisa imparable. El que esté para músicas, que toque el violín.

*Vicepresidente de la Diputación