Andábamos por el año 2004 cuando el Gobierno socialista de Zapatero derogó el Plan Hidrológico Nacional por motivos ideológicos y unilateralmente. Un plan que contenía para nuestra provincia y la región levantina la solución a la falta de agua y la sequía.

Tras cargarse el plan, la ministra socialista Narbona --actual presidenta del PSOE-- dijo: «las primeras gotas de agua llegarán a la Comunitat Valenciana con un plan alternativo». Y ese plan alternativo consistió en construir dos desaladoras en nuestra provincia. Unas infraestructuras inútiles para los castelloneses, ruinosas y sobredimensionadas, que a día de hoy aún no se han podido poner en marcha, ya que supondría la quiebra de los Ayuntamientos afectados, por el alto coste de los cánones.

Las desaladoras fueron unos regalos envenenados de Zapatero a Castellón, y junto al Castor, las únicas infraestructuras que ejecutó el PSOE en nuestra provincia. A mayor inri, si no se ponen en marcha antes de marzo del 2019, se deberá devolver la ayuda de 50 millones de euros que aportó Europa. En la actualidad, el Gobierno trabaja para estudiar la forma de hacer viables técnica y económicamente estas desalinizadoras, y con un coste asumible para los ayuntamientos.

También actualmente, se investiga en los juzgados la presunta financiación irregular del PSOE, investigación que incluye pagos por publicitar estas desaladoras, lo que denota que podría ser que los números no se hicieran bien para unos pero sí para otros; de probarse, otra estafa socialista a los castellonenses sumándose al Castor.

Espero que si tenemos un nuevo debate al respecto en el Senado, desde el PSOE se tenga al menos la dignidad de pedir perdón por este despilfarro.

*Senadora del PP por Castellón