Cultura: Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. (RAE) El recién entregado Premio Nacional de Cultura, en la modalidad de televisión, a un programa como El hormiguero ha provocado polémica y rechazo. Y no es para menos. Cabe preguntarnos qué entiende por cultura la cultura pública, por qué se considera cultura un show de escasa sensibilidad, sin líneas culturales y con muchas promocionales que exhiben comportamientos poco ejemplarizantes.

Un enorme contraste con la entrevista que el sábado realizaba Javier del Pino, junto con el periodista morellano José Martí Gómez, al periodista, escritor y diputado socialista en el Parlamento valenciano. Fernando Delgado. Hablaron de periodismo, política y de cultura aportando sabiduría y dignidad. Fernando Delgado apeló a la necesidad de que la cultura impregne la política. Habló de degradación, de la devaluación de la inteligencia, el talento, el nivel intelectual y cultural frente a otros tiempos en los que la excelencia primaba en la gran política. Ahora, como bien definió Delgado, predomina la corralada y el jaleo, la mediocridad que ha ido dejando la derecha con una política de la corrupción y la corrupción política, una evolución oscura y opuesta a la cultura y el conocimiento.

Mañana se cumplen siete años de la muerte de José Antonio Labordeta. Nos dejó huérfanos de aquella cultura y aquella política. De aquella firmeza en el escaño, la mirada amplia, de su defensa de un federalismo que ha ido fracasando ante el territorio unitario que viene pretendiendo la derecha, de su oratoria enfurecida contra el nivel de aquella derecha que es la misma de hoy. Labordeta vive en sus palabras, en esa cultura que nos sigue iluminando. Como los versos de Cada tarde que escribiera en diciembre de 2007. «Cada tarde un viento huracanado me estremece. Son las sombras de todos los ancestros y la línea final de este viejo y siniestro Labordeta. De mí no queda casi nada y ellos me asedian en las tardes de cierzo, como si nada quedara del recuerdo. La esperanza se quedó arrinconada, la libertad se tambalea y todo lo que pensamos que un día llegaría se ha quedado desierto en la memoria».

*Periodista