No es solo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es el día de la dignidad. Este 25 de noviembre, al igual que otros años, las mujeres, y también los hombres, tenemos la obligación moral de gritar «basta ya» contra una lacra que nos hace peor como personas y como sociedad. Hoy tenemos una nueva oportunidad para afrontar un gran problema común ante el que se hace necesario seguir aunando fuerzas y alzando la voz.

Es un contrasentido que en el periodo de la historia con más avances sociales, intelectuales y tecnológicos nos encontremos con mujeres que son sometidas, vejadas, humilladas, atormentadas y asesinadas por quienes forman o han formado parte de su entorno vital. Es una violencia mezquina, que causa dolor, desesperación y muerte, pero que extiende su crueldad a todas y a todos cuantos formamos parte de la comunidad.

Cuando una mujer es asesinada, todas y todos somos víctimas. Nadie puede ni debe quedarse al margen de la barbarie, ni taparse los ojos ante una visión dramática, porque eso supondría que nos sentimos ajenas y ajenos a esta triste realidad que nos amarga. La solidaridad es esencial para afrontar una respuesta global a la violencia contra la mujer. Debemos ser conscientes de ello, porque si no nos sentimos parte del problema, será imposible que formemos parte de la solución.

Es cierto que las administraciones públicas tienen mucho que decir y que hacer para subsanar los déficits a la hora de abordar el problema. Los gobiernos locales, autonómicos y estatal tienen opción de asumir su propia cuota de responsabilidad y desarrollar iniciativas que se dirijan a afrontar esta gran catástrofe colectiva. Hace falta liderazgo y coordinación entre las instituciones, organizaciones de la sociedad civil y entidades públicas y privadas que trabajan en este mismo ámbito. Desde el Ayuntamiento de Castellón estamos remando en esa dirección y queremos que nuestro esfuerzo sirva para aumentar la sensibilización y fortalecer las capacidades de la sociedad para prevenir, responder y promover el fin de la violencia.

Pero no es menos cierto que en esa tarea debemos implicarnos también, y mucho, a nivel individual. Somos ciudadanas y ciudadanos con plenos derechos y con el deber de participar de forma activa en la construcción de nuestra identidad como personas, como pueblo, como comunidad y como país. Durante demasiado tiempo ha existido una pasividad lamentable ante la desigualdad de género, y aún hay actitudes que la alientan. Igual de censurable que esa condescendencia obscena hacia los ejecutores de la violencia por parte de algunos sectores más reaccionarios y ultraconservadores.

Luchar contra la violencia machista es la causa de los derechos humanos, es la causa de las libertades fundamentales y es la causa de la democracia. Las mujeres tenemos el derecho de ser parte activa de la sociedad, al menos, en condiciones de igualdad con los hombres. Y hoy es otro día más para dejar huella de esta reivindicación permanente de nuestra dignidad.

*Alcaldesa de Castellón