Las tardes de julio y agosto fueron ideadas para ver cine. No cabe duda. La televisión de los años sesenta y setenta del pasado siglo procedió a programar infinidad de largometrajes y series de puro entretenimiento, teñidos de blanco y negro. Alguna mente preclara descubrió que el verano alarga las sobremesas y el celuloide resulta un método idóneo para refrescar calores y distraer al personal.

Acuden a mi memoria sin mucho esfuerzo y me ayuda para ello el humo de los barcos, series míticas como Caravana, Bonanza, Daniel Boom, El Virginiano y muchas otras más. También actrices y actores como James Cagney, Robert Mitchum, Spencer Tracy, Katherine Hepburn, Cary Grant o Elizabet Taylor, con una larga lista interminable tal vez de rostros famosos que se hicieron muy populares. Momentos históricos los que eligió el director americano Howard Hawks para rodar una de sus mejores películas, Tener y no tener, financiada por la Warner Bros. Fue rodada en 1944, basada en la novela de Ernest Hemingway, publicada en 1937, cuando el escritor ejercía de periodista mientras vivía aquí en Benicàssim, hablando para todo el mundo de la guerra civil española.

Para el rodaje se eligieron un puñado de estupendos actores, entre los que destaca el trío principal encabezado por Humphrey Bogart, Lauren Bacall y Walter Brennan, que da vida a un marino alcoholizado, que vive entre la cerveza y el whisky. El argumento no es muy complejo, al contrario, parece muy simple. Harry (era Bogart) un expatriado estadounidense, trabaja en la isla de Martinica paseando en su embarcación a turistas ricos, que quieren pescar en alta mar. En el hotel donde se hospeda conoce a Marie Slim, que es Lauren Bacall, una seductora joven que ha abandonado su casa y está atrapada en la isla porque carece de dinero para un billete de avión. Naturalmente, Harry se enamora de la chica y quiere ayudarla consiguiendo dinero con su barco. Pero cuando regresa a Martinica hay un enfrentamiento inesperado con la guardia costera, que le obliga a abandonar la isla, cambiar el rumbo de su vida y también su compromiso con la libertad.

Aparentemente simple, la película Tener y no tener es un canto sobre la relación humana creativa y solidaria y sobre la alegría que existe en esa pugna de identidades que se entabla siempre entre seres inteligentes cuando se encuentran y así se conocen.

En otro orden, y cuando Hemingway ha sido uno de los grandes personajes que han pasado algún verano entre nosotros, las históricas Brigadas Internacionales escribieron también su historia sobre la arena de nuestras playas. En realidad, a modo de hilo conductor hay que recordar aquellos años 1886 y 1887 en que el ingeniero Joaquín Coloma construyó su familiar Villa Pilar, nombre de su esposa.

Otro día recordaremos la instalación sobre 1930 de un merendero que con el tiempo se convertiría en hotel Voramar, centro de tantas vivencias y actividades.

En cuanto a la película Tener y no tener, es curioso el hecho de que fueron gran número de primeras actrices las que deseaban interpretar el papel de Lauren Bacall, que, cuando contaba solamente con 19 años de edad, es cuando debutó en el mundo de los platós.

Durante el rodaje, se entabló un romance tan tórrido entre ella y el propio Bogart, que la superaba en 26 años de edad y que doce meses después del rodaje da la cinta, contrajeron matrimonio. Se cuenta también que Humphrey Bogart le regaló a su nueva esposa un silbato de oro grabado con la inscripción siguiente: «Si me necesitas, silba», que corresponde al parlamento de una de las escenas de la película, que se estrenó en España durante la época de la Transición, cuarenta y dos años después de su rodaje. Concretamente fue en Madrid, el 14 de diciembre de 1976.

Tras algo más de cuarenta años, hoy hemos vuelto a recordarla con la circunstancia de que el guión principal, básico, se escribió aquí. Posiblemente apoyado su autor sobre una mesa del comedor salón del Hotel Voramar, el humo de los barcos al fondo.