Querido/a lector/a, hay jornadas que, por una o por mil razones diferentes, se presentan difíciles.

Me refiero a que hace un par de días veo en el periódico una foto del antiguo policía de la Brigada Político Social y torturador de demócratas ‘Billy el Niño’. Pero lo triste no es su inmerecida libertad (esa es la consecuencia del modelo de la transición democrática), sino que aún mantiene las medallas y la sobrepensión que por sus virtudes de patriotismo (entre ellas la de torturar a defensores de las libertades democráticas y los derechos humanos) le concedieron los gobiernos de la dictadura y, ojo, también, y por diferentes razones, los de la democracia. Y eso que la Justicia argentina, que instruyó una causa por crímenes del franquismo, pidió su extradición.

Esto que he dicho es cosa mala, y lo que viene ahora no es igual, claro --no hablamos de torturas--, pero tampoco es bueno. Digo que el mismo día por la tarde me entere de que uno de izquierdas, del PSPV-PSOE, el presidente de la Diputación de Valencia, es detenido por la Policía en una operación anticorrupción sobre la que, a la hora de escribir este comentario, no se conocen exactamente las causas por estar todavía bajo secreto de sumario.

Serán los jueces los que determinen la responsabilidad, pero en todo caso, esto sienta a cuerno quemado entre las filas de la izquierda, sobre todo por el esfuerzo que se está haciendo por levantar el descredito que después de 20 años de PP recae sobre la política valenciana.

Querido/a lector/a, aunque las noticias comentadas no son agradables, todo indica que algo ha cambiado respecto del pasado del PP: Grande-Marlaska, el ministro del Interior, está buscando la posibilidad de suprimirle alguna medalla y sobresueldo a Billy el Niño; y Ximo Puig, secretario general del PSPV-PSOE, ha suspendido de inmediato, al presidente de la Diputación de Valencia de todo cargo público.

*Analista político