Esta semana era noticia que un tercio de la población mundial está en confinamiento, 2.600 millones de personas, que se dice pronto. También he leído estos días que los Estados Unidos de América han decidido actuar lo más desunidos posible ante esta crisis y que cada estado, cada condado, cada ciudad, pone las condiciones que le parece, curiosa forma de aplanar la curva. En otros lugares como Reino Unido ya han tenido que virar totalmente su estrategia que anteponía los intereses económicos a los sanitarios, como si un país con una crisis sanitaria como la actual tuviera viabilidad económica posible.

Y mientras Ximo Puig consigue que a la Comunitat Valenciana sigan llegando aviones cargados de material sanitario, parece que en la línea aérea que lleva a Madrid los aviones se pierden por el camino, «parece que llegarán mañana». Lejos quedan ya las quejas de algunos que decían que no había motivo para suspender Magdalena y que con tan pocos casos en Castelló solo se estaba creando alarmismo, pueden revisarlo en algún (desafortunado) comentario de mis redes sociales.

Creo que lo que resulta evidente es que en todos lados cuecen habas y eso es porque el virus no entiende ni de fronteras, ni de ideologías ni de razas y porque nadie, absolutamente nadie, estaba preparado para una situación como la actual.

En un momento en el que no hay decisiones buenas, las hay malas y menos malas. Y en un clima donde la clase política, merecidamente o no, es la diana de la sociedad sin diferenciar ámbitos competenciales ni ideologías. Nada que objetar ni reprochar. Somos parte de la sociedad y ahora lo que toca es currar, currar y currar. Sin alzar la voz y sin populismos. Y ahora, una vez todos somos conscientes de que la salud es lo primero, es momento en el que las administraciones debemos prepararnos para el «día después».

Porque los poderes públicos vamos a tener que ser parte esencial del motor de arranque que va a necesitar nuestra sociedad. Desde el Ayuntamiento de Castelló ya hace semanas (no se dejen engañar por la falta de anuncios más propios de campañas electorales) que trabajamos dentro de la Oficina de Revitalización Económica en varios ámbitos, desde el fiscal hasta el inversor pasando por el de emergencia social, ya que al ser la administración más cercana a la ciudadanía entendemos que debemos estar a la altura. Siempre atendiendo y entendiendo que tanto la Generalitat como el Gobierno de España van a activar planes de recuperación y nosotros, dentro de nuestras competencias y posibilidades, debemos complementarlos y llegar donde ellos no lleguen.

TODO ELLO sin olvidar que no es lo mismo decir que hacer, ni es lo mismo decir que hay que hacer que arremangarse y ponerse a hacerlo. Y aunque les parezca de perogrullo, hay quien no lo tiene tan claro. Hay un exceso de cuñadismo estos días que aburre igual que molesta. No solo en redes, sino también en el ámbito político. Son cada vez más los que desde la grada jugarían a fútbol mejor que Leo Messi pero que cuando han tenido opción de gestionar una crisis han demostrado su talla. Hay ciertas cosas que se nos olvidan fácil, como que somos más frágiles de lo que nos pensábamos o que el agua siempre acaba encontrando el mismo camino.

*Portavoz del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Castelló