El mundo del turismo evoluciona a lomos de la tecnología. La eclosión de las plataformas digitales que comercializan alojamientos turísticos es una realidad global. Cambia el comportamiento de la demanda, cambian los modelos de negocio y la gestión de la oferta. Cambian las tendencias, los gustos y las modas en el ámbito de la demanda. Adaptarse sin perder liderazgo o relevancia es el reto de nuestros destinos.

Estamos ante empresas multinacionales incubadas en Silycon Valley y startups cuyo valor estimado ronda los 25.000 millones de dólares, etc. Digamos que no son pequeñas o medianas empresas u organizaciones no gubernamentales altruistas. Pero son la llamada economía colaborativa en el ámbito del alojamiento turístico. Poner de acuerdo a lo que ellos denominan anfitriones con huéspedes ocasionales en un mercado cibernético libre de trabas. En principio, no suena mal. Pero, sea como sea, toda economía sana, sostenible, transparente, responsable socialmente y honesta, necesita reglas válidas para todos.

No entraremos en más consideraciones sobre la potencia del fenómeno, pero lo cierto es que, bajo ningún concepto, la economía colaborativa puede desarrollarse sin leyes ni ordenamiento. Y, al verlo así, estaremos protegiendo al sector legal y al propio consumidor. Si las plataformas incorporan toda suerte de oferta clandestina no deja de ser un peligro y un agravio inadmisible. Es una cuestión de modelo turístico.

Nuestro modelo no puede descansar sobre la base del intrusismo profesional, la competencia desleal, el fraude fiscal o las rentas opacas. La Agencia Valenciana de Turismo debe proteger al empresario legal que arriesga, tributa, invierte, genera riqueza, empleo e imagen en un destino. De ahí que estemos trabajando una estrategia amplia mancomunando esfuerzos entre todas las administraciones y agentes sociales y económicos para defender un modelo cualificado y profesional. Necesitamos hacer mucha pedagogía sobre la ventaja de arrinconar la economía sumergida. Necesitamos también compartir con las plataformas digitales esta percepción del sector y sincronizar todos los esfuerzos. Pero, sobre todo, necesitamos superar la sensación de impunidad. Diálogo y trabajo conjunto para adaptarnos a un mundo nuevo pero nadie puede desafiar la ley. Ofertar un apartamento sin número de registro es como alquilar un coche sin haber pasado la ITV. Ese no puede ser nuestro modelo si queremos jugar en la primera división. Como gobierno valenciano nuestro mundo son los hoteleros, apartamentos legales, cámpings y alojamientos rurales. H

*Presidente de la Agencia Valenciana de Turismo