Demasiado se está debatiendo sobre el pin parental que quiere implantar la ultraderecha en las escuelas públicas de España. En mis tiempos, si queríamos que nuestros hijos tuvieran una educación especial, los metíamos en un colegio privado y listos. Pero si los llevas a una escuela pública, no puedes andar vetando y discutiendo cada charla que se hace. Yo recuerdo ir a clase de religión cuando en casa no íbamos a misa. «¡Es lo que hay!», decía mi madre. Me dieron religión un montón de años y eso no me hizo más católica, más bien lo contrario. No sé qué mente enfermiza les hace creer a algunos que sus hijos son de su propiedad y que por controlar lo que escuchan van a ser, sentir y emocionarse con lo que ellos quieran.

Pero parece que la censura ha venido para quedarse. Esta semana ha sido retirado de la Gran Vía madrileña un gran cartel de publicidad de Netflix que anunciaba la serie Sex Education. Una serie que palpa la necesidad y la falta de educación sexual de los jóvenes y adolescentes en las escuelas. Dudas, miedos, hormonas y mucho desconocimiento. Algunos quieren eso. Quieren a sus hijos desinformados e ignorantes. Tienen miedo de dejarles volar y de que sean ellos mismos.

A LOS TALLERES de sexualidad los llaman «talleres que suponen una perturbación de la inocencia infantil», y yo me pregunto: ¿esta gente alguna vez ha ido a un sexólogo o ha visto cómo son estas charlas? ¿No serán ellos los perturbados, que ven depravación donde no la hay? La educación pública obligatoria se llama obligatoria por algo. Si quieres adoctrinar al cien por cien a tu hijo, habla con él, mira películas con él, debate las charlas esas que odias con él, pero no le quites la oportunidad de pensar por sí mismo. Porque, si haces esto, lo estás anulando como ser humano y no le dejas ser. ¿Has tenido un hijo para que sea y piense como tú? Pues lo llevas claro. Esa forma tan antigua de pensar y de educar solo crea desconfianza. Tus hijos te van a mentir y van a ser, te pongas como te pongas, lo que ellos quieran y deseen ser. En tu mano está estar o no a su lado cuando sufran.

*Periodista