Es evidente que Josep Maria Mainat no consigue que sobre su muy publicitada historia privada únicamente se informe al gran público sobre los hechos contrastados y que se separen los datos de las opiniones. Si Mainat está utilizando toda su fuerza llamémosla moral sobre los medios, un sector comercial que conoce y domina, intentando que los presentadores de los programas de televisión que tratan su caso intervengan con decisión para aclarar las cosas, está fracasando. Me refiero a que impongan criterio y eviten confusiones cuando no se sabe bien si lo que dicen los presuntos expertos seleccionados para tratar sobre el tema son versiones documentadas, simples rumores o vulgares especulaciones. Y las direcciones de esos programas, que son quienes deben darle tanto a Mainat como a todo el mundo ese tipo de protección, tampoco lo consiguen, en caso de que estén intentando hacerlo. Hay excepciones, claro.

He aludido a los espacios de televisión porque desde hace años en estos asuntos tienen la primacía en relación a los de la radio y la prensa de papel. Fue sin embargo en papel, en el semanario El Caso , si nos referimos a España, donde empezaron a desarrollarse hace décadas las crónicas rojas (color de la sangre) y amarillas (color del impacto que no se preocupa de las precisiones) pasándose por la entrepierna la presunción de inocencia, las filtraciones policiales convertidas en exclusivas y los testimonios comprados. Esa fue la génesis sin pulir de lo que ahora se consume masivamente a través de espacios como los que hacen famosa a Telecinco, que tanto se luce con lo de Mainat.

Este mundillo alardea de sus exclusivas y esta vez nos ha dejado entrever algunas de sus claves para conseguirlas, como cuando un presentador anunció que tenía «una oferta» para quien estuviese dispuesto a desvelar secretos. Todo valía para apuntarse lo que había pasado en la familia del artista de la añoradísima La Trinca. Aquellos años precedieron a cuando Mainat saltó al mundo de la producción televisiva y empezó a pensar espacios como las Crónicas marcianas , uno de los primeros con el tono de los que ahora han decidido centrarse en su persona. H

*Periodista