Tras cuatro años en los que el Govern del Botànic apenas dio muestras de saber qué terreno pisaba, al quinto llegó el desastre.

El presidente Ximo Puig, empastrat en el turbio asunto de las subvenciones públicas que su gobierno otorgó a las empresas de su hermano y sus colegas, apenas si ha dicho dos frases de interés sobre cómo el coronavirus afecta a los valencianos. Ni está ni le espera. Actúa como el expresidente que parece querer ser.

La consejera de Sanidad, Ana Barceló, accedió al cargo deprisa y corriendo cuando su predecesora voló de esta bendita tierra hacia Madrid y se empastró en el turbio asunto de las titulaciones falsas de cierta universidad. Barceló no está a la altura de esta crisis. Hasta la semana pasada, la consellera Barceló solo salía a la palestra para dar cifras. Contaba y recontaba, pero no decía nada. Y esta semana, que sí lo ha hecho, ha metido la pata hasta el fondo al acusar a los sanitarios poco menos que de frívolos.

Y por último, la vicepresidenta y responsable del cuidado de nuestros mayores, Mónica Oltra, empastrada en el turbio asunto de los abusos sexuales de su exmarido, en el que su consejería actuó tarde y mal, se ha escondido en un agujero bien profundo y oscuro para que esta crisis no la manche. Está actuando con una enorme cobardía en esta delicada situación.

¡Vaya Govern empastrat!

*Escritor