He recibido muchos pésames, con motivo del fallecimiento de mi esposa, que agradezco sinceramente conmovido, puesto que quienes me los refieren lo hacen de corazón. La gran mayoría de las personas que bien por la calle (por más que son las menos porque salgo muy poco) o por teléfono, me ofrecen sus condolencias, son amigos de luenga fecha. Algunos me llaman, reiteradamente, con el propósito de animarme y darme conversación. El primordial referente de diálogo es Marisa , para la que tienen muy obsequiosas palabras. De hecho, con cierta frecuencia, me refieren muchas de las cualidades que atesoraba. Sin ir más lejos, Rafa Peña me dijo, la semana pasada, «que tenía estilo y clase para parar un tren». Hermoso halago muy de la agudeza sandunguera de mi querido maño. Dejando aparte que fuera cierto (que para mí sí lo era) vino a llamarme la atención el uso del verbo parar como sinónimo de llenar y no de detener. Es esta una expresión coloquial bastante en desuso ahora que ni siquiera considera la RAE.

Parar, sin duda, significa detener, acabar, poner, ordenar, habitar, hospedarse, fenecer… pero también colmar, atestar, saturar, abarrotar… Y la razón nos la ofrece su etimología que proviene del latín parare : preparar. De hecho con ese significado utilizamos la palabra aparador, que tiene la misma raíz. Así entendemos que este mueble siempre aparece repleto de cristalerías, cubiertos, vajillas, manteles, servilletas, y un largo etc. de utensilios para proveer, servir o parar la mesa.

Ayyyy, ¡cuánto vocabulario estamos perdiendo! Es muy lamentable, el empobrecimiento del lenguaje que sufrimos en nuestros días. Y al parecer, sin remedio. H

*Cronista oficial de Castelló