CARTA AL DIRECTOR

Deseo de todo corazón que pensemos y seamos capaces de entender, desde los ámbitos profesionales, sociales y familiares, que por opinar diferente nadie actúa como enemigo. Cualquier persona que expresa un convencimiento lo hace desde la perspectiva de la preocupación, no de la superficialidad. En general, como ciudadanos, como colectivo, lo normal será que anhelemos una sociedad tolerante y plural.

Las personas que defienden una postura más radical o más flexible sobre las relaciones humanas durante esta crisis sanitaria lo hacen con toda la intención de respetar al resto de población. Creo que está bastante claro dónde surgen los problemas de contagio de la pandemia; posiblemente se trata más de una falta de respeto hacia lo ajeno y de higiene, cosa que no está vinculada a ninguna manera de interpretar su contagio, sino a la autodisciplina.

Deseo que no deshagamos más tribus, familias o grupos. Todos estamos implicados en restablecer la normalidad. No nos dejemos instrumentalizar por los poderes señalando a contrarios. Que nadie tenga que pedir perdón por intentar que no haya ganadores ni perdedores.

Alejandro de Gregorio