Ante la pandemia de la covid-19, la primera medida que recomendaron las autoridades sanitarias fue lavarnos las manos con agua y jabón, una práctica promovida por Florence Nightingale, enfermera italiana, en el siglo XIX.

Tal como hoy recomiendan los y las enfermeras que están en la primera línea frente a la pandemia, esta práctica logra de forma significativa desinfectar y por tanto reducir la tasa de contagios.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que las enfermeras son muy importantes en los sistemas sanitarios, además recomienda a los gobiernos invertir en esta profesión para mejorar los resultados en la salud de las personas y promover la igualdad de género. La profesión de enfermería es básicamente cuidar, pero no sólo se trata de cuidar, la profesión de la enfermera también tiene una función docente, gestora e investigadora, y esto hay que visibilizarlo.

Establecer unas ratios mínimas de profesionales de enfermería que atienda al número de pacientes y/o usuarios repercute en la garantía de los derechos de atención sanitaria de la ciudadanía. Hablamos de atención en establecimientos, instalaciones o servicios, tanto sanitarios, así como socio-sanitarios. En este camino hacia la desescalada hay que trabajar mucho, teniendo en cuenta también una desescalada sanitaria, donde los profesionales sanitarios cuenten con espacios seguros y puntos limpios para poder desarrollar de modo óptimo sus funciones, con máxima seguridad en los casos de desplazamientos a domicilios. Garantizar entornos seguros tanto a los usuarios como a los y las profesionales de sanidad es primordial para evitar contagios.

LA PROFESIÓN de la enfermería es en su mayoría realizada por mujeres, el 90%. Con este porcentaje se entiende que la conciliación es muy importante y en estos momentos de agotamiento y estrés, consecuencia de la pandemia, y con permisos y reducciones de jornada suspendidos, cabe buscar una solución, porque en la de-sescalada hay que estar al cien por cien. Mucho se ha venido hablando de una gratificación económica, está bien, pero el personal debe tomar aire, descansar y ver a sus familiares en un entorno seguro. Ya son dos meses de aislamiento, que muchas se han autoimpuesto por el temor a contagiar. Hay que contratar más personal.

En esta etapa de la reconstrucción, es un consenso ciudadano que la sanidad pública debe reforzarse, porque solo la sanidad pública salva vidas. En esta reconstrucción es vital que la enfermería esté muy presente, porque durante la crisis la enfermería ha demostrado, y lo sigue haciendo, la utilidad de sus cuidados, la dedicación hacia personas enfermas --que solo la vocación hace posible-- y la suficiente aptitud para liderar y gestionar en momentos de crisis sanitarias. Son las enfermeras del siglo XXI.

Ayer fue el Día de la Enfermería. Nightingale dedicó su vida profesional a la consolidación y el desarrollo de la enfermería y a organizarla en su configuración moderna. Quiero dedicar estas líneas a todos y todas las enfermeras que cuidan, curan y salvan vidas, pero muy especialmente a una que llevo siempre en mi corazón.

*Diputada autonómica de Unides Podem en les Corts