Me niego a echarle la culpa a la gente de que no pasemos a la fase 1 como han hecho algunos de nuestros gobernantes: por cada incívico hay decenas de castellonenses que hacen las cosas bien, que respetan el distanciamiento social, que salen para lo permitido, que usan mascarillas donde el gobierno dice que es obligatorio e incluso donde no, ya que se dan cuenta que ante los continuos cambios de criterio (primero no era necesaria, luego recomendable y ahora obligatoria en transporte público) lo mejor es usarla con sentido común.

Muchos llevamos meses sin poder abrazar a nuestros seres queridos, no debemos caer en la división de responsabilidades que desea el gobierno para desviar la atención de su pésima gestión de la crisis, quien se salte las normas debe ser denunciado, pero no caigamos en la generalización cuando hemos demostrado un grado muy alto de cumplimiento.

El viernes, comercios, hostelería y todos en general recibimos el jarro de agua fría de no pasar en gran parte de nuestra provincia a la fase uno, que en realidad es la segunda de esta confusa desescalada. Fue una sorpresa porque Ximo Puig había asegurado que pasaríamos y la consejera hablaba de matrícula de honor. O a nuestros gobiernos municipales y autonómicos les han tomado el pelo sus jefes de Madrid, o son ellos los que nos han engañado creando falsas expectativas cuando sabían que no habían hecho test suficientes y seguimos sin saber exactamente los fallecidos. En Castelló, la Alcaldesa se negó a facilitar las cifras vetando una moción en el pleno. Han demostrado que no son transparentes, por eso ocultan qué parámetros se miden y quiénes deciden. Como en la fábula del escorpión y la tortuga, ambos gobiernos han demostrado que los engaños y el oscurantismo van en su ADN, se han acabado engañando entre ellos y el tiempo dirá si ahogándose en el río.

*Secr. Gen. y Portavoz Adj. PPCS