Hace unos días se celebró en Castellón un acto electoral del PP que se centró, como titula el periódico Mediterráneo, en “ensalzar el modelo sanitario valenciano, basado en la combinación de la inversión pública y privada”.

La satisfacción que sentí al leer la noticia solo se ha visto enturbiada porque a los que hicimos el cambio de modelo sanitario, que encontramos al llegar a la Generalitat del Gobierno presidido por Eduardo Zaplana, ni se nos invitó, ni se nos citó. Aquel cambio sanitario, de 1996 al año 2000, se basó, no en una combinación de inversión pública y privada, sino en la introducción en la sanidad pública de criterios de gestión empresarial. El mayor exponente de ese cambio fue la puesta en marcha del modelo Alzira, que es la concesión de un servicio público a una empresa privada.

El modelo Alzira, con su gestión de empresa, estaba previsto introducirlo en todos los centros públicos mediante la cesión por la Conselleria de Sanidad de la gestión económica y sanitaria en cada hospital. Aquello que fue el resultado de un grupo de estudio que se reunió en Forcall en el año 1999 y cuyas conclusiones se recogieron en el programa electoral de Partido Popular, que redactó Alicia de Miguel, portavoz después del Gobierno valenciano. Aquella histórica propuesta quedó desgraciadamente recortada en su aplicación. El famoso modelo sanitario de Alzira, que se imparte en los mejores másteres de gestión de todo el mundo, no se aplicó al resto de nuestros hospitales, que debían gozar de autonomía financiera y organizativa.

Desde el año 1995 al 2000 en Castellón se construyeron dos hospitales (La Plana y se tomó la decisión de rehabilitar y remodelar el Hospital Provincial) y 14 centros de salud. Comprendo que en la situación financiera de hoy no se puedan abordar la construcción de tantos centros y hospitales. Pero en esta etapa de déficit económico es cuando hay que gestionar mejor. Nosotros, desde nuestra responsabilidad de gobierno, pusimos en marcha el uso de los medicamentos genéricos, abrimos los quirófanos por la tarde, se anunció en Les Corts el nuevo Hospital de la Fe, que ha tardado 12 años en construirse. Propusimos la opción para que los ciudadanos pudieran elegir médico y hospital. También fuimos pioneros en construir los hospitales con habitaciones individuales en Alzira, La Plana y otros centros sanitarios.

Todo ello fue posible gracias a un gran equipo: Juan Oliver, Roberto Roig, Diego Castell (que puso en funcionamiento el CICU y unas 40 SAMU, cuando solo habían 3), José Rico, Rubén Moreno, Marciano Gómez, Pompeyo Esparza, Gaspar Peral, Francisco Bueno y Bartolomé Pérez Galvez. Y, sobre todo, los magníficos directores de hospitales, que supieron gestionar maravillosamente los avatares a los que tuvimos que hacer frente. Todo ello hizo posible que la lista de espera quirúrgica pasase de 57.000 enfermos a 7.000. Ello fue consecuencia del cambio que se produjo en el quehacer de nuestro personal sanitario y especialmente de los médicos, que recobraron su protagonismo profesional con un complemento C.

Efectivamente, la sanidad valenciana de 1995 al 2000 fue innovadora en toda España.

Ahora todos estamos muy satisfechos de que aquella buena gestión de la sanidad valenciana. Aquella magnífica gestión servirá para que gane las próximas elecciones mi buen amigo Francisco Camps, que por cierto fue compañero en el Gobierno valenciano en la legislatura de 1995 a 1999, en una etapa apasionante de nuestra reciente historia. H