El departamento de Neuroimagen Molecular del Instituto Nacional de Ciencias Radiológicas de Japón, ha dado a conocer un estudio que asegura que la envidia puede producir placer debido a que el cerebro libera dopamina y oxitocina al enterarnos de que a una persona, a la que tenemos envidia, le va mal. Cuando alguien tiene una emoción positiva hacia el otro, la oxitocina potencia ese sentimiento, lo hace mayor. Pero si nos cae mal, exacerbará la emoción negativa haciendo que nos caiga peor. Por lo tanto, se convierte en un potenciador de emociones tanto positivas (empatía o confianza) como negativas (celos o envidia).

Y en la actualidad, en plena era selfie y las redes sociales, es fácil caer en la envidia vacacional, sobre todo ahora, en plena época estival. Las fotos que aparecen en Facebook corresponden todas a playas paradisíacas y mojitos en su punto. Y es que hemos pasado de hacer fotos para recordar lo vivido, a vivir para poder sacar fotos y que otros vean lo bien que vivimos. De hecho, la primera causa de envidia entre los usuarios de Facebook son las fotos vacacionales. En este punto, conviene recordar dos datos. Por un lado, gran parte de la gente exagera sobre sus vacaciones para hacerlas parecer más interesantes. Y, por otro, solo se publican las mejores fotos, donde todo parece idílico. No lo crean, hay mucho postureo. Y la verdad es que los grandes momentos no se plasman en fotos, se viven. H

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)