Querido/a lector/a, reconozco de entrada, y así le doy la razón a un amigo, que hay temporadas (como la actual) en la que casi todos los pequeños comentarios que publico en este rincón suelen acusar a la derecha política o tienen que ver con ella. Circunstancia cierta, que aceptó, pero que al tiempo aseguro que nada tiene que ver con un sectarismo atávico. ¡No! ¡Nada de eso! Más bien consideró que mi actitud tiene relación directa causa efecto con el comportamiento de esa derecha.

Así, por ejemplo, en estos últimos tiempos mi crítica tiene que ver con su negativa a buscar diálogo y consenso con el Gobierno y, en consecuencia, va específicamente en contra de su vocación de no facilitar que tanto la salida de la dramática pandemia como el proceso de reconstrucción economíca y social, sea con más garantías de éxito. Es decir, va en contra de una derecha (siempre según mi criterio) que, por lo que se lee en la prensa, ahora ni para ni se limita al terreno patrio.

Tanto es así que, en un momento tan crucial, y posiblemente por odio al Gobierno legítimo de España, está maniobrando en el Parlamento Europeo para manchar la reputación de España y, por encima de los intereses de la ciudadanía, tratar de que las ayudas del Fondo de Recuperación sean en forma de créditos. Incluso se dice que, en privado y a la oreja, hasta el poder económico le ha dicho a Casado y al PP que no haga ruido, que su papel ni ha salvado vidas ni ha influido en las decisiones y, ahora, con la llegada de la fase de reconstrucción económica y social, los fondos europeos y la formación de comités de expertos, les toca a ellos. Por lo tanto, repito, no persigo a la derecha, es que nuestra derecha es diferente.

*Analista político