El 2017 ha sido un año especialmente complicado, con nuevos mazazos derivados de la herencia urbanística del PP, que siguen lastrando las cuentas municipales día a día. Y, sin embargo, ha sido también un año histórico, que cerramos con la partida 413 --donde quedan las facturas pendientes de pago-- con un récord histórico de apenas 81.000 euros por abonar. Puede que alguien atribuya estos datos a la casualidad, pero nada más lejos de la realidad: es fruto del esfuerzo, el trabajo y la responsabilidad.

Las cifras no mienten. Si echamos la vista atrás, vemos que el último ejercicio completo bajo mandato del PP se cerró con casi 3,9 millones de euros pendientes de pago a los proveedores municipales. 3,9 millones frente a 81.000 euros. Eso no es casualidad.

Estamos haciendo grandes esfuerzos para cuadrar el presupuesto, en una línea de absoluta responsabilidad, dada la situación económica a la que nos enfrentamos, evitando distorsiones que podrían generar graves problemas a las pequeñas empresas locales. Distorsiones como los nueve millones que encontramos en los cajones, pendientes de pagar de años anteriores, cuando llegamos al gobierno en el 2011.

No es casualidad que 2017 se cierre con apenas un 1,15% de facturas pendientes, como tampoco es casualidad que el préstamo suscrito por el PP en el 2009 tenga hipotecado el Ayuntamiento con un interés usurero del 5,4% mientras un préstamo del 2017 apenas tiene un 0,36 de interés. Ni mucho menos es casualidad que, a día de hoy, todavía pese sobre el Ayuntamiento un riesgo a corto plazo de 48 millones de euros en sentencias y contingencias urbanísticas del PP.

Conscientes de esta realidad y con el ánimo de poder prestar a los ciudadanos el servicio que merecen, a finales del año pasado decidimos renunciar a algunas cuestiones e invertir solo en aquello que era absolutamente imprescindible. Con responsabilidad y marcando prioridades.

Lo primero para superar los problemas es ser consciente de ellos. Si fuéramos irresponsables, podríamos, a un año y medio de las elecciones, tirar la casa por la ventana, como algunos hicieron con el objeto de buscar votos nada más; aplicar la famosa frase «ya nos apañaremos, ya te pagaré». Pero eso no es bueno para Vila-real.

No hay problema que no se pueda solucionar con trabajo, constancia y responsabilidad. Vila-real ha sabido salir muchas veces de situaciones complicadas. Y lo vamos a volver a hacer juntos, porque, por encima de todo, tenemos la gran suerte de tener una ciudad de hombres y mujeres emprendedoras, trabajadoras, y constantes en sus retos. Vila-real avanza pese a la herencia que nos dejó el PP gracias a su gente y a la responsabilidad de un ayuntamiento que, consciente de que la ciudad tiene muchísimas necesidades, prioriza para no situarnos en problemas graves en el presente y en el futuro y poder seguir prestando servicios de calidad.

Como alcalde me siento muy orgulloso de esta ciudad y de su gente, del actual equipo de gobierno conformado por 13 concejales del PSPV-PSOE y cuatro de Compromís, que trabajan con la misma responsabilidad para hacer que Vila-real no deje nunca de avanzar.

*Alcalde de Vila-real