Según la UNESCO, la educación sexual «busca dar a las personas jóvenes el conocimiento, actitudes y valores que se precisan para definir y disfrutar de su sexualidad --física y funcional-- individual o en relaciones», mientras que la OMS dice que «los programas de educación sexual deberían iniciarse tempranamente, ser específicos para cada edad y construir una actividad continua de promoción de la salud durante los años escolares. Tendrían que empezar en la familia, con los niños en edad preescolar y estar en conexión con los colegios».

Sin embargo, nos encontramos con un vacío absoluto en cuanto a la educación sexual reglada en las aulas. No existe ninguna obligación legislativa de incluir en el curriculum escolar nada que tenga que ver con la sexualidad, bien sea a nivel biológico, social o psicológico. Y eso es precisamente lo que denuncian tanto la presidenta de la Federación de Padres de Alumnos (FAPA) de Castellón como los distintos expertos consultados por el diario Mediterráneo.

Al tratarse la sexualidad de un elemento inherente al ser humano, que nace y se desarrolla en nosotros como personas y nos acompaña durante toda la vida, no es comprensible la ignorancia que hacia la educación sexual existe por parte de quienes nos gobiernan, bien sea a nivel estatal o autonómico. Por eso resulta imprescindible una profunda reflexión al respecto para implantar una norma por la que resulte obligatoria la educación sexual dentro de las asignaturas curriculares, tanto en primaria como en secundaria.