El pasado 13 de enero tomamos posesión los nuevos diputados nacionales y ya en la mañana del día siguiente, mientras todo lo el mundo se jactaba de lo divertida que había sido la sesión, empezó a evidenciarse que España tiene difícil arreglo. Ese día 14, socialistas y podemitas, registraron sus primeras iniciativas, las suficientes para convertir de nuevo a España en el “enfermo de Europa” que éramos en el 2011 según la propia Comisión.

Para comenzar el camino hacia la regresión, en un país que mensualmente su sector público abona dieciocho millones de pensiones, prestaciones y salarios públicos, el PSOE propuso subir el salario mínimo un 50% y crear un ingreso mínimo universal y eximir del pago de luz y gas a quienes carezcan de rentas declaradas. Podemos solicitó en la misma mañana, la prohibición de los desahucios para quienes dejen de pagar su hipoteca y no tengan otra vivienda...

Todas medidas bienintencionadas, a las que resulta difícil negarse pero que evidentemente arruinarían nuestra nación, y con ella a los españoles, en cuestión de meses. Con esas mismas promesas, e idénticas ideas a las de Iglesias y Sánchez, en Grecia bajan este mes las pensiones un 35% y suben los impuestos un 27%. ¿Querían hacerlo? ¿Quería el PSOE de Zapatero y Sánchez rebajar un 5% el sueldo a los funcionarios y congelar las pensiones? Probablemente no, pero no han tenido más remedio, un Estado es como una casa, no puedes gastar más de lo que ingresas permanentemente.

El problema tiene sencilla respuesta, pero dolorosa, ¿puede España permitirse multiplicar su gasto público? No, nuestro país está justo en la mitad del camino de la recuperación. Rajoy recibió un agujero público de 100.000 millones de euros anuales en el 2011 y termina la legislatura habiéndolo reducido a menos de la mitad, con la ventaja de que hoy la creación de empleo, a un ritmo de más de medio millón anual hace que nuestros ingresos crezcan rápidamente y que España a este ritmo pueda equilibrar sus cuentas en dos años.

Por eso, si el PSOE alcanza un acuerdo con Podemos, con el necesario respaldo del separatismo, a quienes el socialismo se ha regalado senadores, incluido el de Castellón, el escenario que nos espera es claramente el griego.

En esta situación la provincia de Castellón que lidera hoy la creación nacional de empleo retornaría también a la etapa previa en la que encabezábamos la lista de despido de trabajadores. Toca esperar y confiar en que la sensatez permita un gobierno del partido mas votado, en Castellón y en 38 de las 50 provincias. H

*Economista y secretario general provincial PPCS