Lo sucedido con la Magdalena lectiva ha sido de traca. De masclet . De coet borratxo . De tro de metxa . Desconocer hasta el martes pasado si la semana que viene tendríamos que llevar a nuestros hijos al cole o no, si sería festiva o no y, en definitiva, no saber a qué atenernos con los horarios de los pequeños de la casa ha sido de las cosas más surrealistas que hemos padecido los ciudadanos de Castelló. La sensación de que amen com el carro pel pedregar es absoluta y pasará a los anales de la mediocridad política de la capital de la Plana. Por no hablar del papelón representado por el concejal del ramo, un gran desconocido para la opinión pública, que ha saltado a la palestra por protagonizar este absoluto ridículo.

Tengo la sensación de que en la consejería y en la concejalía de Educación jamás quisieron que los días de Magdalena fueran lectivos, pero obrar en consecuencia y decirlo en tiempo y forma les hubiese colocado en una posición incómoda frente a muchos padres de alumnos. Por eso creo que optaron por dar una patada cap a avant y no mover un papel cuando todavía estaban a tiempo. El resto de la historia ya lo conocen, queridos lectores.

Entre tanta sombra, una luz. La que proyectó el presidente de la Diputación Provincial de Castellón el pasado miércoles con su fantástico artículo de opinión en este diario. Se lo recomiendo. Búsquenlo, aunque verse sobre un tema totalmente distinto. H

*Escritor