Todos los partidos viven un intenso proceso de reafirmación o renovación interna, depuración incluso, visto el lugar que ya ocupa Errejón en el parlamento nacional. En tiempos convulsos la estabilidad es un valor en alza.

A la constatación nacional de que una pulsión cainita mueve a partidos fundados en el rencor, aquí encajados en la izquierda, se suma el hecho de que el populismo internacional crece y se multiplica, con el enorme riesgo proteccionista, que para una provincia exportadora, como Castellón, comporta.

Este año a los cambios en EEUU y la salida europea de los británicos, se suman elecciones en Francia y otros países de la Unión, con fuertes crecimientos del populismo, que emerge periódicamente, cuando los resultados de las políticas se alejan mucho de las pretensiones ciudadanas.

En este tiempo revuelto desde el exterior se ve a España como un valor seguro, lo acreditan las crecientes inversiones en nuestra tierra o la baja prima de riesgo, situación reafirmada con la elección de Mariano Rajoy de nuevo como presidente del Partido Popular.

Es difícil pensar que el actual crecimiento, que ha permitido crear millón y medio de empleos, y nuestro nivel de solidaridad, con más de catorce millones de ciudadanos recibiendo cada mes una prestación o pensión pública, pudieran mantenerse con un presidente del gobierno llamado Pablo Iglesias --refrendado hace dos semanas-- o Pedro Sánchez --que lidera las encuestas de la batalla interna socialista--.

Si a ello añadimos que el principal reto que hoy España tiene es, junto a la creación de empleo y riqueza, y su posterior redistribución, el de ruptura ilegal de la unidad nacional, casi todos --dentro y fuera de nuestro país-- coincidirán en que solo el afianzado liderazgo de Rajoy puede afrontarlo con éxito.

Y con ese afán de poblar de estabilidad y sensatez el principal instrumento político y de cohesión nacional que tienen los españoles, que es el Partido Popular, el de mayor número de afiliados de Europa, se inicia ahora, un proceso de congresos; regionales, provinciales y locales, que poco tienen que ver con los precedentes.

La elección directa por parte de los afiliados hará que en Castellón y Valencia, Javier Moliner e Isabel Bonig, que a las ideas populares suman una de las renovaciones territoriales más intensas, lideren procesos de participación interna que, ambos llevan tiempo reclamando y ahora son realidad.

La lucha contra el creciente populismo, edificado sobre la promesa fácil y contra el nacionalismo uniformador que se quiere imponer en las aulas valencianas, nos obligan a reordenar estructuras y dar lo mejor de nosotros mismos, para que las ideas de libertad, unidad y respeto, sean defendidas con la eficacia que merecen.

*Ponente del Congreso PPCV