Querido lector:

Cualquier sistema de selección es duro. Pero para optar a una serie de plazas concretas el mérito y la demostración del mérito es un criterio coherente. Más si esas plazas concretas están divididas en parcelas (titulaciones universitarias), unas más atractivas que otras o más cercanas, o más asequibles, o con más futuro... en un total que absorbe al conjunto de los que optan pero que debe encasillar obligatoriamente a los aspirantes en parcelas con números racionalmente limitados.

Más o menos esto es la selectividad por cuyas pruebas estos días andan 200.000 bachilleres españoles, más de 2.200 de ellos castellonenses, peleándose con unos clásicos en estas lides como Valle Inclán o Miguel Hernández, con textos casi siempre ya periodísticos para comentar (con lo que me congratula que la profesión que ejercemos algunos no está tan denostada como dicen), con Platón o Nietzsche en Filosofía o con la Desamortización de Mendizábal en Historia de España, eso sí, sin móviles, ni relojes de pulsera, ni cualquier otro artilugio digital en algunas aulas por aquello de la posible utilización de las nuevas tecnologías en vez de las ya en desuso chuletas de antaño.

Es la última selectividad tal y como la hemos conocido en 41 años. Un modelo que acaba porque el próximo curso se sustituye en principio por una prueba final de Bachillerato, según recoge la polémica LOMCE que se convertirá en reválida en 2018. Es decir, será necesario aprobarla para tener el título de Bachiller... o lo que pueda y quiera o no disponer el nuevo Gobierno salido de las urnas del 26-J, que así somos en este país cambiando leyes educativas a troche y moche.

No sé si se aplicará o no, pero al menos habrá que desear que el necesario proceso de selección del que hablaba al principio para optar a la universidad no sea el objetivo de todo un curso y sí la formación del alumno. Es decir, que todo segundo de Bachillerato no sean nueve meses de estrategia para preparar la Selectividad como ocurre ahora, prostituyendo el sentido de la formación del alumno.