Facebook, el gigante de las redes sociales, con más de 1.000 millones de usuarios en todo el mundo, se enfrenta a «importantes retos», como ha dicho su fundador, Mark Zuckerberg. Después del escándalo de Cambridge Analytica, en el que se usaron indebidamente datos de más de 85 millones de personas, entre ellas 2,7 millones de europeos, la preocupación principal de la compañía es asegurar un nivel más alto de privacidad, tanto por la presión que han sufrido en contra como por las normativas a que debe atenerse, como el Reglamento General de Protección de Datos que entrará en vigor en Europa el próximo 25 de mayo. Para ello, a parte de las explicaciones ante los tribunales, ya ha puesto en marcha distintas alarmas que están dirigidas a los usuarios para que revisen los datos que figuran en su perfil público.

Facebook también intenta poner orden desde el 2016, y con más o menos efectividad, en los «mecanismos de verificación» de las noticias procedentes de webs intoxicadoras con fake news (noticias falsas), que tanto sirven para una maniobra comercial como política. Hace un año lanzó una campaña mundial, que no llegó a España, contra la manipulación de la verdad. Ahora, Facebook, a través de la empresa Competence Call Center, instalará un espacio de control de contenidos en Barcelona, en la torre Glòries. La que tenía que ser la sede la Agencia Europea del Medicamento, un deseo frustrado, se convertirá en un centro tecnológico con más de 500 empleos de calidad, para combatir tanto los mensajes nocivos como la propagación de noticias falsas.