La hostelería dejó de ser el sector refugio de la economía castellonense para convertirse en los últimos tiempos en un empleo de paso y al que muchos jóvenes comienzan a dar la espalda. En la etapa más dura de la crisis, lograr un trabajo como camarero o cocinero, limpiadora de hotel... era un objetivo al alcance de bastante gente en Castellón, aunque se tratara de empleos de baja remuneración y, además, con una alta temporalidad. Hoy en día, los bares y restaurantes se quejan de la falta de personal preparado, de la cada vez menor afluencia de demandas de empleo en el sector, y de la necesidad de cubrir las vacantes con extranjeros.

El profesional escasea y los empresarios, en plena época estival, han lanzado un SOS. Tienen serias dificultades para encontrar cocineros y camareros, además de otros puestos específicos. Según los sindicatos, el problema radica en las malas condiciones laborales, la alta precarización, la temporalidad y los bajos salarios. Tanto es así que los jóvenes huyen de este sector cuando ven otras expectativas para poder encontrar un puesto de trabajo.

Los sueldos son bajos y casi todas las ofertas de carácter temporal. Además buena parte de las contrataciones que se llevan a cabo, según los mismos sindicatos, tienen una duración inferior a siete días. Por eso llega a entenderse que con el turismo al alza y los establecimientos llenos, los empresarios reciban menos curriculums de jóvenes que desean unos ingresos extra mientras completaban estudios, pero es que además esos empresarios quieren empleados cada vez más profesionales. Es la pescadilla que se muerde la cola y nadie pone remedio.