El Rototom Sunsplash cumple 25 años de trayectoria. El sociólogo Richard Florida hablaba de la existencia de una clase creativa. Un nuevo segmento de profesionales que se mueven por el mundo generando espacios económicos vinculados al talento y las oportunidades que genera la globalización. La música y la producción cultural serían un buen ejemplo del carácter cosmopolita de este fenómeno. Gente dinámica que necesita un entorno compatible con la tolerancia y la libertad.

Esta es una de las sensaciones que tuvimos cuando se produjo el encuentro con la gente del Rototom. Sucedió en Madrid a principios del 2010. A esas alturas ya sabíamos qué significaban los grandes festivales en todos los sentidos. Residenciar otro en Benicàssim resultaba sugerente pero nunca quisimos crecer por crecer. Necesitábamos el valor añadido que aquella propuesta liderada por Filippo Giunta nos podía aportar.

Su relato presentaba aspectos de auténtica odisea. Tenía épica, por supuesto lírica y el encanto de algo absolutamente inesperado y desafiante. Un enorme festival de reggae cargado de contenido reflexivo en torno a un mundo mejor. Un festival con causa. Aquella propuesta era una auténtica bendición para Benicàssim, Castellón y la Comunitat Valenciana. Habían agotado su tiempo en Italia a causa del ascenso político de la Liga Norte y el rearme de intolerancia que eso suponía.

El Rototom es el acontecimiento artístico más singular que uno pueda imaginar. Como dijimos el día de su presentación en el Teatro Municipal, con nombre africano y ritmo jamaicano llega hasta Benicàssim pasando por la Italia alpina. Una versión alternativa de la globalización. Curiosamente, salvando todas las distancias, este sábado se han cumplido 31 años desde que organizáramos el primer Festival de la Paz y la Amistad de los Pueblos (el Fespau). El Rototom fue como una reencarnación a lo grande de aquella pequeña y humilde voluntad que hace tres décadas pretendía convertir Benicàssim en una referencia mediterránea del debate multicultural. En la memoria quedan las programaciones de todo tipo de conciertos, estilos de música (también el reggae), exposiciones, debates, presencia de embajadores y ponentes conjurados en defensa de valores ligados a la paz y la tolerancia.

Sobre el escenario y junto a la ministra de Cultura de Jamaica tuvimos el honor de pronunciar la bienvenida del Festival a su nuevo destino, nuestra casa. Resulta necesario formular de nuevo un sentimiento de gratitud hacia los organizadores del Rototom Sunsplash. Hoy personas y familias de casi un centenar de países visitan Benicàssim guiados por una programación espectacular y, más allá, por un ambiente excepcional que han sido capaces de construir y contagiar a propios y extraños.

Hace 8 años la organización hablaba metafóricamente de haber cruzado un desierto, su éxodo particular, para llegar a una especie de Tierra Prometida. Y desde aquí, no sin ciertas resistencias y alguna que otra campaña que trató de amargarnos la decisión, supimos interpretar que, en realidad, eran ellos la leche y la miel de aquel final del viaje bíblico. Ojalá cumpláis aquí los 50. Gracias.

*Secretario autonómico de Turismo