Los castellonenses disfrutamos de una Magdalena multitudinaria gracias al gran trabajo de la Junta de Fiestas y el món de la festa. Ellos hacen posible que Castellón tenga les millors festes del món. Vaya desde aquí mi reconocimiento. También aprovecho para condenar las agresiones sexuales que se investigan en la ciudad. Ni una más. Que caiga todo el peso de la ley sobre los autores.

Pero mientras los castellonenses están volcados en sus fiestas, ni en la semana grande se libran los vecinos de los líos de la gestión de Amparo Marco. Arrancamos la Magdalena 2019 conociendo que nuestra ciudad perdía la N del topónimo oficial, imponiéndose la forma en valenciano. ¿Por qué tenemos que renunciar a la riqueza de nuestro bilingüismo? ¿Por qué cada vez nos imponen más y nos dejan elegir menos?

Luego conocíamos que la justicia desestimaba el recurso de la que fuera vicealcaldesa de Compromís, Ali Brancal, y ordenaba abrir los sobres que demostrarán que envió su propaganda electoral con cargo al dinero de los castellonenses. También que un juez ha tomado medidas cautelarísimas para frenar el derribo de la cruz del Parque Ribalta.

Y que la Junta Electoral ha amonestado a la alcaldesa Amparo Marco por usar su cargo institucional para hacerse publicidad electoral. Ella, lejos de rectificar, se ha dedicado a distribuir en la ciudad un programa de fiestas con su foto.

Y también hemos conocido esta semana que el Tribunal Supremo prohíbe el consumo de alcohol en las tascas, poniendo en riesgo su futuro. Aún no he oído decir nada al gobierno municipal. Por no hablar de la sonora protesta de las collas al bipartito por su desprecio a los carros engalanados. Como portavoz de los populares de Castellón, pero sobre todo como una vecina más, le pido a Amparo Marco que deje de una vez el sectarismo. Tengamos al menos la fiesta en paz.

*Portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Castellón