A nadie le pasa inadvertido el resultado de las elecciones andaluzas del pasado domingo. La izquierda, natural y extrema, sufrió un duro golpe precisamente en las tierras donde las historia se escribía con la izquierda desde hace una eternidad. Ese hecho, y no otro, es uno de los motivos que deberían hacernos reflexionar. ¿Cómo en un territorio de izquierdas, la propia izquierda es apartada del triunfalismo? La respuesta es tan sencilla como el hecho que las políticas de izquierdas son efectistas a corto plazo, pero ineficaces a largo plazo.

Sí es cierto que la izquierda controla como nadie el escenario y la escena mediática, no es menos cierto que sus políticas ni llenan ni hacen crecer a los territorios.

El golpe de efecto que con la llegada del PSOE de Puig, izquierda, Compromís, nacionalismo puro, y Podemos ,izquierda extrema, sembró la Comunitat, fue en un principio bienvenido por una parte de los valencianos. Casi cuatro años después vemos, no sin desesperación, que la conquista de derechos no llegó, la sanidad pública es un caos, la educación es prefabricaba y cargada de ideología, y todo fue un cuento con final desolador.

Con el PSOE de Puig tiene el triste récord de manejar el presupuesto más alto de la historia de la Comunitat, y sin embargo tener la cifra récord de valencianos en riesgo de pobreza severa. Y, ¿la redistribución de la riqueza?, ¿las políticas al servicio de las personas? La izquierda es efectista pero no efectiva para solucionar los problemas de las personas.

El resultado de las elecciones andaluzas significa un punto y final, pero a la vez un punto y seguido. La desconfianza en las políticas de izquierda es un clamor, sirven para unos pocos y perjudican a una multitud. Para los andaluces parece el punto y final. Para los valencianos es un punto y seguido, la verdadera ideología de izquierdas reside en Sánchez y el PSOE de Puig es el brazo necesario para campar por nuestra Comunitat. Que la izquierda de Sánchez y Puig perjudican los intereses de los valencianos es un hecho notorio. El adiós prematuro al cambio de modelo de financiación autonómica fue el primer revés que los socialistas valencianos recibieron de Sánchez. La bonificación en Cataluña de la AP7 y no en la Comunitat fue el segundo, y así un largo etc de desplantes que Puig consiente, traga, por miedo a perder el trono del Palau. Hace tiempo que Puig se convirtió en socialista acomplejado antes que en presidente con carácter.

Y como de todo se aprende, hoy más que nunca el ciclo político ha cambiado, la izquierda debe ser relega por ineficaz, por falta de gestión, por generar un clima de confrontación que nunca desean los ciudadanos valencianos. PSOE, Compromís y Podemos aspiran a remover el pasado para mantenerse en el presente. Sin embargo, el centro derecha que encarna el PP aspira a modificar el presente para ganar el futuro de millones de valencianos. No se trata de reescribir la historia, se trata de diseñar el futuro histórico que quienes cada día se levantan reclamando sus derechos y anhelando una vida mejor que las políticas de la izquierda le deniega. Se trata en definitiva de un cambio de ciclo donde la libertad gane a la imposición, donde el futuro sea más importante que el pasado.

*Diputado autonómico del PP