Querido lector, Ximo Puig, el molt honorable president de la Generalitat Valenciana, ha reunido a unos 250 alcaldes de todos los partidos políticos, (representan el 80% de la población valenciana) que le respaldan en la idea de exigir del Gobierno de España, del PP de Rajoy, la reforma del modelo de financiación autonómico.

Por cierto, no crean que de la noche a la mañana ha entrado el sentido común a los partidos. Nada de eso. La unidad del municipalismo valenciano con la Generalitat por encima de intereses partidistas o ideológicos y en pro de una nueva y necesaria financiación autonómica, tiene que ver con la preocupante realidad de padecer una infrafinanciación que hace que Hacienda-España mantiene una deuda de 12.433 millones de euros con la Generalitat por falta de una adecuada financiación entre los años 2002 y 2013, que coloca los ingresos per capita de los valencianos por debajo de la media española y que, al tiempo, obliga a la Generalitat a dedicar al servicio de la deuda más de 4.000 millones de euros anuales (lo que equivale al 90% del presupuesto de los ayuntamientos valencianos). Encima, no tenemos un mecanismo de compensación e inversión que asegure infraestructuras, por parte del Estado, equiparables al peso de la población. Circunstancias que exigen de Montoro que, de inmediato, empiece a soltar la parte del Fondo de Liquidación Autonómico que nos corresponde. Y todo ello porque, si no es así, a partir de los próximos meses la Generalitat valenciana no tendrá medios suficientes y, en consecuencia, será una Generalitat descafeinada, o lo que es lo mismo, un gobierno autonómico de los valencianos que será menos gobierno y menos autónomo.

Querido lector, la cuestión no es fácil. Incluso un tipo como yo que ha vivido implicado políticamente y ha sido diputado en las cortes valencianas, tiene dificultad para entender y aún se pregunta que ha pasado aquí. Cuando, en la época de Joan Lerma y con una financiación no mejor, se solucionaron los retos de edificar el sistema autonómico y promover las políticas que crearon riqueza y distribuyeron la renta en forma de servicios, políticas que permitieron el avance social y la credibilidad de la autonomía. Todo indica, pues, que la respuesta para entender lo que paso, no es una, ni simple. Son varias y tienen que ver con la derecha, el PP, Zaplana, Camps, Olivas , Fabra, la corrupción, el desastre económico (basado en la competencia vía salarial y el desarrollo urbanístico insostenible), la perdida de la base financiera valenciana… y, además, repito, una mala financiación. Así fue la cosa y así la cuento. H

*Experto en extranjería