El Canon Pali, también conocido como Tripitaka (tres cestos), porque los manuscritos que contenía se guardaban en tres cestos diferentes, es una colección de textos atribuidos a Buda donde se pueden encontrar diferentes historias, entre ellas la parábola de la flecha envenenada.

Al parecer, Buda se la contó a un alumno deseoso e impaciente por conocer respuestas a sus preguntas sobre la vida después de la muerte. Así que le contó la siguiente historia: «Hubo una vez un hombre que fue herido por una flecha envenenada. Sus familiares y amigos le querían procurar un médico, pero el hombre enfermo se negaba, diciendo que antes quería saber el nombre del hombre que lo había herido, la casta a la que pertenecía y su lugar de origen. Quería saber también si ese hombre era alto o bajo, fuerte o endeble, tenía la tez clara u oscura y también requería saber con qué tipo de arco le había disparado, si era un arco común, uno curvo o uno de adelfa, y si la cuerda del arco estaba hecha de bambú, de cáñamo o de seda. Decía que quería saber si la pluma de la flecha provenía de un halcón, de un buitre o de un pavo real. Con tanta pregunta innecesaria, el hombre murió».

Parece absurda su actitud pero habitualmente nos preocupamos en exceso por cosas que nos alejan de la vida. De alguna manera, todos estamos heridos con esa flecha envenenada pues, antes o después, todos moriremos. Sin embargo, a menudo, le damos una importancia excesiva a asuntos nimios que impiden disfrutar del presente sumiéndonos en una calígine, en un estado de preocupación innecesaria.

De hecho, nos hemos acostumbrado a vivir con ansiedad, concentrados en el futuro, pasando por alto lo importante, el momento presente.

Y lo cierto es que saber separar lo importante de lo prescindible puede suponer la diferencia entre vencer una dificultad o ser vencidos por ella. H

*Psicólogo clínico

( www.carloshidalgo.es )