En política son conocidos los topismos más diversos sobre la necesidad de salir en las fotos. Lo cierto es que, si uno trabaja sin descanso por un proyecto y lucha contra viento y marea, bien es merecido que la recompensa pública exista. El problema viene cuando hay codazos por estar en la instantánea, pero sin haber hecho ningún tipo de merecimiento.

Estamos a las puertas del verano. La ciudad se pone a punto para recibir dos grandes eventos como mínimo, el Rototom y el FIB. Entre ambos supondrá la llegada de decenas de miles de turistas. El turismo de festivales arranca en Benicàssim hace más de 20 años. El Ayuntamiento y la Diputación saben lo que eso significa: más visitantes, más empleo, más consumo, más transporte, más de todo. Significa, por supuesto, ser un referente en el mundo; pero también significa dar de comer a muchas familias de aquí.

Por eso apostamos adecuando un recinto, que cada año es de mayor calidad y ayudando a los festivales a consolidarse en nuestro territorio. Sin embargo, la Generalitat que dice apoyar el turismo de festivales, no da un céntimo para ayudar a que se celebren.

Ya nos gustaría que de los festivales se acordaran también en invierno, cuando no hay fotos, pero si hay un recinto que está pidiendo a gritos infraestructuras que permitan tener festivales desestacionalizados. H

*Alcaldesa de Benicàssim