El viceprimer ministro italiano y titular de la cartera de Interior, Matteo Salvini, ha visto frenado su primer asalto a la presidencia del Ejecutivo. El intento de desencadenar unas elecciones parlamentarias de forma inminente, con una moción de censura contra el primer ministro, Giuseppe Conte, le permita quitarse de encima a sus socios de Gobierno del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), se ha visto frenado por una frágil alianza entre los agraviados grillinos y el grupo parlamentario del Partido Demócrata (PD), con el exprimer ministro Matteo Renzi.

De momento, la votación de este martes en el Senado italiano ha aplazado la discusión de la moción de censura y lo deja todo a expensas de una comparecencia de Conte el próximo 20 de agosto. Ahora se dibujan diversos escenarios para frenar a Salvini: un Gobierno técnico apoyado por el M5S y el PD o directamente la coalición entre ambos que no fue posible tras las elecciones en que Renzi fue derrotado. Las dificultades no son pocas, desde las diferencias que ya hicieron que el PD rechazara esta posibilidad al pulso que mantienen el secretario general del PD, Nicola Zingaretti, inicialmente más predispuesto yendo a las urnas y que ahora prefiere confiar la solución al presidente Matarella, y Renzi, que con el grupo parlamentario bajo su control amenaza con utilizar la situación actual para pilotar una escisión.

Salvini busca capitalizar la popularidad acumulada que le brinda unas expectativas de voto que alcanzarían hasta el 38% del censo. Que lo haya logrado gracias a una política abiertamente antiinmigración y antieuropea, con un discurso a medio camino entre el populismo de Donald Trump y resabios caudillistas de otros tiempos, dejando a los otrora antisistema del M5S el papel de componente moderado de la formula de Gobierno, es el primer motivo de preocupación. Pero es mucho más inquietante el horizonte que se presenta en caso de que Salvini logre llevar a Italia a unas elecciones anticipadas y alcance la mayoría amplia, pero insuficiente, a la que apuntan los sondeos.

A la actual alianza de Gobierno populista la sustituiría un Ejecutivo sin freno alguno para una deriva cada vez más abiertamente ultraderechista de la Liga, con Silvio Berlusconi y los nostálgicos del fascismo de Fratelli D’Italia como únicos socios posibles de Gobierno. Motivo más que suficiente para que la izquierda italiana prime la necesidad de frenar esta amenaza antes que enzarzarse de nuevo en sus eternas disputas internas.