Querido lector, estos días han salido las cifras de las personas registradas en el paro durante el mes de junio y, como parece, o da la impresión de que hay menos personas que en el mes anterior, los voceros de la derecha, es decir, alguna de esas radios o televisiones que se regalaron a los amiguetes del alma, están hablando de esa lepra social que hace malvivir a personas, familias, países y gobiernos como si la cosa estuviera solucionada o, también, como si España fuera el país de Alicia. Pura frivolidad por no decir algo peor.

Pero, bueno, como te puedes imaginar, la verdad nada tiene que ver con esa intención de dar el pego, de decir aquí y ahora que todo va de puta madre. Digo que el asunto no está para tirar cohetes porque días antes de las elecciones generales, la UE hizo público un informe en el que se detallaba que las políticas españolas de fomento del empleo y de garantías juveniles estaban siendo un claro fracaso. Las de fomento de empleo solo rendían la cuarta parte de lo anunciado y, las de juventud, marcaban un evidente desvío negativo. Informe, digo, que entre otras razones denunciaba que el dinero comprometido no se había aportado y, en consecuencia, los plantes quedaban abocados al fiasco. Y eso que, con abundancia de datos, señalaba que en caso de no intervenir el Estado con fondos públicos, sectores como los parados de más de 45 de años y el de los jóvenes sin formación ni titulación adecuada (varios millones de personas) no podrían entrar en el mercado laboral.

Bueno pues, lo de ahora, lo de presentar a bombo y platillo las cifras del registro del paro del mes de junio va por el mismo camino, por el que transita la propaganda política y la desvergüenza. Por citar un ejemplo, el de Castellón nos vale: las cifras del paro registrado dicen que respecto del mes anterior en Castellón hay 2.115 parados menos. Cierto. Al tiempo, en las cotizaciones a la seguridad social durante junio han existido cinco cotizantes menos que el mes anterior ¿Por qué aparece esa contradicción cuando debería haber más cotizantes? Por que la reducción de las cifras del desempleo no implica que quienes dejan de aparecer en ellas tengan un empleo y, mucho menos, que sea de la calidad exigible. La gente, simplemente, deja de inscribirse porque agota prestaciones y no espera nada más del servicio. La reducción no es sólida y la contratación es de pésima calidad. Tan auténtico como que aumenta la precariedad contractual hasta el punto de que tener trabajo ya no protege contra la exclusión. Encima, en el momento de máxima vulnerabilidad social, la tasa de cobertura no llega o desaparece en más de la mitad de quienes dependen de ella. H

*Experto en extranjería