Nacemos o nos hacemos hospitalarios? Esta es la pregunta que surge invariablemente en todos los cursos y debates que estamos organizando. A lo largo y ancho de la Comunitat Valenciana sensibilizamos y formamos en los valores de la hospitalidad y el turismo ético. Se trata de uno de los programas más emblemáticos que impulsamos y que presenta una clara intencionalidad transformadora del sector.

La hospitalidad mediterránea --así la hemos caracterizado-- debe ser un elemento diferencial de nuestra propuesta y modelo turístico. Una ventaja competitiva respecto a otros destinos y países del mundo.

LA RESPUESTA a la pregunta inicial es que, fundamentalmente, se aprende. Claro que somos un territorio cuyo legado acumula civilizaciones y préstamos culturales variados. El poso histórico naturalmente asoma como una mezcla creativa y una cierta decantación hacia la convivencia en la diversidad. Sin duda, albergamos una cierta pulsión de afecto y acogida hacia el otro, el forastero, el diferente. Acaso reside en lo que Saramago llamaría las ondulaciones profundas del alma. Abiertos al mundo, por vocación, devoción y también, por profesión. Una economía sin fronteras conecta con la ancestral naturaza exportadora de nuestros sectores económicos. Nunca fuimos una sociedad encerrada en sí misma. Más allá de la anécdota, un valenciano financió la primera gran aventura globalizadora de la modernidad (la expedición de Colón hacia un Nuevo Mundo). Pero el gen cosmopolita y hospitalario se cultiva. Podemos llevarlo en el acervo cultural pero, si no se activa su potencial, restará inerte. No corren buenos tiempos para la lírica.

La economía turística constituye el escenario ideal para movilizar ese potencial. Una fuerza que deriva en capital humano, social y ético. Nuestra estrategia de la hospitalidad consiste, de momento, en 270 acciones formativas en todo el territorio. Se trata de incorporar contenidos educativos nuevos que aborden las destrezas, conocimientos y habilidades necesarias para ser buenos anfitriones. Una estrategia que avanzará íntimamente vinculada al represtigio de las profesiones ligadas al turismo. Vivimos la tremenda contradicción del insuficiente reconocimiento de estos oficios cuando se trata de la primera industria de la Comunitat Valenciana.

La hospitalidad mediterránea como eje de transformación del modelo turístico tiene que ver con la profesionalización sectorial, pero también abrimos la oferta formativa hacia aquellos gremios de frontera que interactúan con el turista y el visitante (taxistas, comerciantes, policías, etc).

La hospitalidad requiere inteligencia emocional, resolución diplomática de conflictos o incidencias, respuestas adaptadas a la diversidad de públicos, capacidad de empatía, tolerancia y destrezas varias que, desgraciadamente, se evaporaron del sistema educativo establecido. La hospitalidad es una actitud individual y colectiva que dignifica a anfitriones y huéspedes, nos diferencia en el terreno de la calidad y la profesionalidad, nos conecta con los mejores atributos morales de nuestra historia y, sin duda, tendrá retorno económico y reputacional.

*Secretario autonómico de Turismo