Querido/a lector/a, ya tenemos presidente, y en unos días, tendremos hasta un Gobierno de coalición. Si además señalo que es con otra izquierda, es evidente que se dan dos circunstancias que no existían en España desde la II Republica.

Aclarado el nudo de la investidura, la obligación de Pedro Sánchez es no perder tiempo contestando las amenazas y profecías de triste final que han sentenciado las fuerzas reaccionarias y concentrarse en gobernar. Necesidad urgente con la que debería colaborar el PSOE, no perdiendo energías en divisiones ni confrontaciones internas. Repito, la obligación urgente es gobernar, cosa que no será fácil, desde la prudencia y el diálogo que reclama el hecho de ser un Gobierno de coalición, en minoría parlamentaria y con contradicciones con parte de los partidos que respaldaron la investidura.

Gobernar, vuelvo a repetir, para que después de tantas crisis y de soluciones neoliberales que solo han traído el dolor de los recortes sociales y la desigualdad, la política vuelve a encontrar y mantener la necesaria autonomía respecto de otros poderes (esencialmente el económico) y su papel emancipador defendiendo el bien común y la mayoría social. Única forma de conseguir respaldo social y, sino consigue el del Congreso, al menos salir por la puerta grande y con dignidad.

Por cierto, en el caso de los castellonenses, de momento nos podríamos apañar sin pedir un gran sacrificio al nuevo Gobierno de España. Digo con ello, que sin renunciar a la urgente y necesaria nueva financiación autonómica, nos vale con que de inmediato relancen el último proyecto de presupuesto que contenía 246 millones en inversiones para Castelló. Animo y a la faena.

*Analista político