Estamos viviendo una situación que ha requerido medidas excepcionales. El sábado el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto de declaración del estado de alarma en toda España. Una situación excepcional contemplada en el artículo 116 de la Constitución, que se prevé, entre otros casos, para crisis sanitarias y epidemias y contagios graves.

Los mejores países, con sus sistemas democráticos al frente, se forjan en situaciones de crisis. Y ahí hemos de estar todos, especialmente agradeciendo el esfuerzo de los profesionales del mejor Sistema Nacional de Salud del mundo.

Tiempo habrá de realizar balances críticos de lo acontecido durante estos días. En tiempos de zozobra se requiere un Gobierno eficaz y una oposición útil. Respecto a lo primero, quizás se han observado demasiada división en la estructura del Gobierno, que le ha impedido operar con eficacia: demasiadas voces en el Consejo de Ministros, con mensajes fragmentados, dan imagen de descoordinación y tensiones internas, que en nada favorecen a la gestión correcta de la crisis.

Por su parte el principal partido de la oposición, el Partido Popular, ha dado muestras de anteponer los intereses generales que demanda esta crisis sanitaria en España, a los intereses particulares. El presidente Sánchez ha pedido ‘unidad’, a pesar de encontrarse con un gobierno ‘dividido’ y el Partido Popular ha demostrado sus hechuras de partido de Estado. Y no era fácil, porque lo más fácil hubiera sido devolver golpe por golpe, los recibidos por Rajoy durante la crisis del ébola, que no causó ningún muerto, salvo el perro Excálibur, pero soportó 22 manifestaciones por todo el país.

PERO LOS ESPAÑOLES no entenderían que la oposición tratara de sacar rédito político ante una situación tan grave. Por eso el plan de medidas económicas propuesto por Pablo Casado para paliar los efectos de la pandemia y el ofrecimiento a aprobar unos Presupuestos de emergencia, son el camino adecuado, moderado y razonable.

Con el Estado de Alarma, esperemos que el gobierno tome las riendas y lidere en colaboración con las comunidades autónomas la salida de la crisis. Hasta ahora la inacción y la parálisis habían sido la nota dominante, como si la pandemia nos fuera a sobrevolar por arte de magia.

El pasado 4 de marzo, en la tertulia de Radio Castellón, ya manifesté que el coronavirus no entendía de partidos políticos y que cuando contagiaba no miraba la filiación política de nadie; que el primer muerto en la Comunitat Valenciana habíamos tardado veinte días en detectarlo -por no ser de uso el protocolo-; que había países con medidas de control extraordinarias y nosotros en cambio decidíamos jugar partidos de fútbol a puerta cerrada, al mismo tiempo que se celebraban ‘mascletàs’ en Valencia llenas de gente procedente de zonas de riesgo y manifestaciones feministas del 8-M por todo el territorio nacional.

Espero que de todo esto aprendamos, de que la pusilanimidad y el no liderar en el momento preciso, convierten a un gobierno en ineficaz, por mucho que la oposición intente ser útil.

*Portavoz del grupo popular en la Diputación de Castellón