A falta de que se conozcan las carteras de Justicia (trascendental), Cultura y Administraciones Públicas, el primer Gobierno de coalición de izquierdas en España desde la República ya está formado. Presidido por Pedro Sánchez, será el más grande de la historia (23 ministerios) y destaca por un cierto continuismo respecto el anterior Ejecutivo (si no se tienen en cuenta las aportaciones de Unidas Podemos) y el perfil económico y técnico de la mayoría de sus miembros. Sobre todo en el campo económico, consciente Sánchez de las curvas que se otean en el ciclo económico y de los recelos internos (una parte del mundo empresarial) y externos (Bruselas) que levanta la llegada de UP al Consejo de Ministros. Es en esta óptica como cabe interpretar el peso político de Nadia Calviño (una de las cuatro vicepresidentas) y María Jesús Montero (nueva portavoz del Gobierno, además de ministra de Hacienda) y la entrada en el Ejecutivo de figuras de solvencia técnica como José Luis Escrivá, nuevo ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, y Arancha González Laya, la nueva ministra de Exteriores, que es una experta en comercio internacional en un momento en que Estados Unidos entabla contenciosos comerciales con la UE y China. En otra cartera muy diferente, la de Universidades, Manuel Castells aporta su acreditada solvencia.

En el reparto de papeles entre los socios de la coalición, los ministros que aporta UP son, a excepción de Castells, de un marcado carácter político, mientras que del lado del PSOE Sánchez combina perfiles técnicos de su anterior Ejecutivo y pesos pesados políticos como la propia Montero, José Luis Ábalos y, por encima de todos ellos, la vicepresidenta Carmen Calvo. La decisión de otorgar a Teresa Ribera una vicepresidencia no solo cabe interpretarla en clave de equilibrios entre socialistas y morados, sino en la apuesta sin reservas por la Transición Ecológica, sin duda uno de los principales retos del país. El nombramiento de Salvador Illa no se limita tan solo a cumplir la cuota del PSC. Hombre de plena confianza de Miquel Iceta, participó en la mesa de negociación con ERC para enviar el mensaje político de que Cataluña estaba representada en las negociaciones no solo por los independentistas. La engrasada sintonía entre PSOE y PSC será muy importante en el funcionamiento de la mesa de diálogo sobre Cataluña y para atajar este problema.

Es evidente que la coordinación entre las dos almas del Gobierno será primordial para su buen funcionamiento. De entrada, el desdoblamiento de algunas carteras entre ministros socialistas y de UP (como la de Trabajo y la de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones, y la Universidades y Ciencia) ha sido recibido con recelos en los sectores afectados. Las tareas de coordinación de Calvo serán muy importantes, pero más aún que los dos socios trabajen con lealtad. Los retos políticos, la coyuntura económica y el estilo de oposición que se intuye después de la sesión de investidura indican que este Gobierno ya tendrá que afrontar bastantes obstáculos como para generar además problemas internos. En un panorama libre de elecciones (excepto tal vez las catalanas), es el momento de gobernar con una máxima seriedad y gran responsabilidad sin pensar en anotarse tantos electorales.