Superada la barrera de cuarenta días confinados, me pregunto si hay mimbres para la recuperación de este país. Desde luego que en la figura del presidente Sánchez, a las pruebas me remito, permítanme que lo dude. Porque él será muy progresista y este gobierno muy de izquierdas, pero no dan una a derechas.

El último colectivo al que todavía no habían mareado, por no decir engañado, eran las familias que ya llevan cuarenta días en casa con niños a su cargo, las cuales no todas tienen los privilegios del sr. Iglesias, de vivir en una casa con amplio jardín, gran piscina y ventajosa hipoteca. La realidad del vicepresidente bien saben ustedes que no es la realidad de la mayoría.

La tan ansiada noticia de que los niños saldrán de casa generó unas expectativas en las familias que, por momentos, se iba quedando en agua de borrajas. Resulta poco serio y sorprendente que el presidente lo anunciara, que dos ministras lo matizaran fijando las líneas maestras para que los niños pudieran salir a respirar aire, mas allá de sus ventanas y balcones; que tuvo que salir, en apenas cinco horas de diferencia, el Ministro de Sanidad a clarificar una situación que incendiaba las redes y apagaba el ánimo de miles de madres y padres pero, sobre todo, de los más pequeños, dejando en el limbo a nuestros adolescentes.

No confundan esta crítica con un ataque, ni la discrepancia con la agresión, aplicando la ley del embudo.

Vista la situación, quizá no es necesario innovar y, ante falta de un plan de desconfinamiento claro y preciso, solo cabe dejar la arrogancia a un lado y fijarse cómo lo están haciendo los demás. Sin ir más lejos, en Francia, Inglaterra o, mejor aún, Portugal, los niños y las personas mayores no han dejado de salir de sus casas de forma controlada, en espacios abiertos y siempre guardando las distancias de seguridad entre personas. Solo hacia falta copiar lo que en otros lugares funciona, pero ya se sabe, quien no sirve ni para copiar, igual no sirve para nada.

Lo cierto es que, desde nuestras casas, empezamos a estar cansados de tantas noticias contradictorias, de los errores de un presidente cuyo socio, Pablo Iglesias, sabe aprovechar. Con amigos así, Sr. Sánchez, no le hacen falta enemigos.

Ahora, solo cabe esperar a ver qué nos tienen preparado para el 9 de mayo porque sin tests y sin plan, no lo sé.

*Alcaldesa de Benicàssim