Hay motivos para la esperanza. El jueves veía desde el despacho de la alcaldía cómo iban concentrándose en la Plaza Mayor centenares de jóvenes, mujeres jóvenes sobre todo, convocadas una vez más para expresar ante la sociedad el rechazo claro y enérgico contra la sentencia condenatoria a la Manada, contra los autores de la terrible violencia contra una mujer que tres jueces hombres han decidido que sea penada como abuso sexual y no como violación.

Las mujeres hemos salido a la calle estos días para gritar que no nacimos para morir por el hecho de ser mujeres, que tenemos derechos y vamos a luchar para que nos garanticen una vida libre. No se trata solo de una cuestión jurídica o judicial, esa no es la cuestión, no queremos hablar de Derecho, sino de libertades. Ha llegado el momento de reivindicar, reclamar, defender y exigir.

La calle es la que está hablando y desde las instituciones tenemos la obligación de respaldar aquellos movimientos ciudadanos que persiguen actos justos y aspiran a cambiar las viejas retóricas y las resistencias conservadoras que tanto futuro han frustrado a lo largo de la historia. Somos representantes de la ciudadanía y debemos mostrarnos a su disposición cuando se trata de causas esenciales y democráticas en su sentido más puro.

Por eso quise compartir unos minutos con estas jóvenes valientes y entusiastas, que han decidido dar un paso adelante y sumarse a la marea violeta. Como alcaldesa, era mi obligación transmitirles el aliento institucional, la solidaridad del Ayuntamiento; como mujer era mi derecho, mi voluntad, mi convicción. Quedarse mirando desde una ventana es fácil y refleja desidia o desconfianza hacia la gente.

Este 2018 está siendo el año de la nueva revolución de la mujer y Castellón ha sido y es también la voz del cambio. Estamos asistiendo en directo a la primavera feminista. El 8 de marzo fue la eclosión y a partir de entonces se abrió una nueva página para la igualdad. Las mujeres dijimos, alto y claro, que las cosas pueden cambiar y van a cambiar. Queremos un papel activo en la sociedad, el que nos merecemos. Se nos va a escuchar.

En este contexto social, las jóvenes y los jóvenes son protagonistas excepcionales. Fue el genial Quino el que dijo aquella frase tan emblemática: «Tal vez algún día dejen a los jóvenes inventar su propia juventud». Y las manifestaciones y concentraciones de estos días son la prueba evidente de que la juventud ha despertado y está viva, que toma conciencia ante la inacción de la sociedad adulta, que es la que gobierna las instituciones y mantiene visiones de la realidad que, de alguna manera, excluyen a quienes son el futuro.

Desde el gobierno municipal de Castellón estamos impulsando nuevas perspectivas sociales en la política local. La mujer, la infancia y la adolescencia, la gente mayor, las personas con diversidad funcional, en situación de discapacidad o necesidades especiales… son colectivos que forman parte de la prioridad política. Pero queda mucho camino por recorrer, es cierto y somos plenamente conscientes. En esa tarea necesitamos la fuerza y el coraje de las mujeres y de los hombres jóvenes. Adelante.

*Alcaldesa de Castellón