La figura del Papa Luna está estrechamente ligada al devenir histórico de nuestro municipio. Gran parte del atractivo turístico de la Ciudad en el Mar radica en su condición de ciudad pontificia y, por supuesto, en la arquitectura del castillo y el reclamo que éste supone para los miles de turistas que lo visitan cada año.

Poner en valor el legado de su más ilustre habitante, divulgar su patrimonio cultural, histórico e incluso canónico es algo justo y necesario. Resarcir la figura del pontífice que fue artífice del milagro del despertar del sentido crítico en una época controvertida es casi una obligación para nosotros y en los últimos años hemos avanzado en esta tarea, gracias a la Asociación de Amigos del Papa Luna. Su actividad y el compromiso de su querido presidente, Joan Baptista Simó y sus asociados --entre los que tengo el honor de encontrarme como socio fundador--, está siendo fundamental para avanzar en la proclamación de aquello que es justo proclamar y que es, justamente, el reconocimiento de Pedro de Luna como gran estudioso y persona justa.

Esta semana hemos rememorado el paso de Benedicto XIII por la ciudad y recordado a aquellos que nos visitaban que Peñíscola es sede papal, junto a Roma y Avignon, porque un Papa legítimo encontró en ella la magia de la que somos testigos nosotros hoy. H

*Alcalde de Peñíscola