Ayer tomé, nuevamente, posesión del cargo de diputado provincial con mucha emoción por todo lo que ello significa.

Cierto es que, en este nuevo mandato, mi cometido en la institución provincial no va a estar en el gobierno ni en la vicepresidencia de la institución, pero mi compromiso con el cargo es exactamente el mismo.

Es todo un honor para mí por muchos motivos y, en esta tribuna, quisiera compartir con todos --al menos-- los más significativos, pues atestiguan mi profunda convicción sobre la utilidad y la necesidad de este organismo para la mejora de la vida de las personas de toda la provincia.

Primeramente, es importante destacar que formar parte de la nueva corporación es fruto de haber recibido el apoyo de las compañeras y compañeros concejales y alcaldes de mi comarca; con ellos y con los votantes de todos está mi compromiso de defender el interés de los municipios en la institución provincial.

En segundo lugar, es para mí un verdadero honor haber sido nombrado diputado por el Partido Popular, puesto que mis convicciones, mis ideas y mi compromiso con la defensa de la libertad, la democracia y nuestras tradiciones está intacto y mi lealtad al proyecto popular, también.

DESDE LA TAREA de la oposición en la corporación provincial, voy a seguir defendiendo y trabajando por aquello en lo que creo, con lealtad al gobierno y con reivindicaciones para aquello que considere justo y mejor para los 135 municipios para los que vamos a trabajar.

Por último, quiero destacar mi convicción y mi defensa de la utilidad y necesidad de las diputaciones provinciales, en un momento en el que han sido cuestionadas y se enfrentan, parece ser, a una merma en su capacidad de gestión por la amenaza de restarles competencias.

CREO FIRMEMENTE en la utilidad de las diputaciones porque soy alcalde de un municipio menor a 10.000 habitantes y por debajo de esa cifra hay muchos, muchísimos más alcaldes que ven en la Diputación la institución cercana que ayuda y suma para resolver los problemas de nuestros vecinos, allí donde no llegamos los ayuntamientos.

La agilidad de la Diputación, frente a otras estructuras mucho más mastodónticas, permite dar solución a cuestiones del día a día en los pueblos cuya administración local no tiene capacidades técnicas o económicas suficientes. Lo he visto día a día, en estos últimos años.

Lo verdaderamente importante es que este sea el verdadero espíritu de la institución, estar al lado de los vecinos y las vecinas de nuestros municipios; ser capaz de ser lo suficientemente ecuánime y justa, además de eficiente, para llegar a cada rincón donde sea necesario; posibilitar los consensos imprescindibles para seguir construyendo todos un futuro de oportunidades y crecimiento para toda la provincia; y saber articular los mecanismos, de la mano de la sociedad, para seguir generando riqueza en una tierra fértil en materia de oportunidades y con la mejor gente.

Arranca una nueva etapa en la que, estoy convencido, vamos a seguir teniendo un papel importantísimo --y así nuestras decisiones-- en la mejora de la calidad de vida de las personas; así lo venimos haciendo y así vamos a seguir. El espíritu del gobierno y de la generación Moliner sigue en el proyecto popular dentro de la Diputación, su legado es ya enorme y seguirá creciendo al amparo de su ejemplo. Seguimos.

*Alcalde de Peñíscola