Después de casi una semana de bloqueo, el taxi decidió anoche levantar la huelga y las acampadas que mantenían en algunas ciudades. Desconvocatoria a la que se sumaron los taxistas de Castellón y la Comunitat en general. De esta forma, el colectivo regresa al trabajo tras haber logrado el compromiso político por parte del Gobierno de que se efectuarán los cambios normativos necesarios para garantizar la proporción de una licencia de vehículos VTC por cada 30 licencias de taxi. El pulso planteado por los taxistas ha acabado con una reforma que, cuando se produzca, satisfará sus exigencias.

Pero el colectivo debería reflexionar sobre lo acontecido estos días. Las imágenes de violencia contra algunos vehículos VTC no dejan de ser preocupantes, por muy minoritarias que fueran. Al mismo tiempo, tomar como rehenes a los ciudadanos dentro de su legítima protesta laboral no es de recibo. No es el derecho a la huelga lo que está en discusión, sino la ocupación del espacio público con los perjuicios a comerciantes, turistas y ciudadanos en general. No solo la movilidad se ha visto afectada por la huelga, sino también parte del pulso comercial de las grandes ciudades.

El sector del taxi debe afrontar una modernización que no puede demorarse ya. Sale de esta huelga con su popularidad maltrecha a ojos de muchos ciudadanos, y con importantes deberes. Urge que los acometan teniendo presente que por muchas regulaciones que haya, al final los usuarios siempre elegirán el mejor servicio. Ese es su reto para el futuro más inmediato.