Querido/a lector/a, como es público y notorio, el Ministerio de Sanidad y la Generalitat han decidido aplazar la Magdalena y las Fallas, por el asunto del coronavirus, a unas fechas que ofrezcan garantías. Decisión difícil y poco habitual pero acertada. Es decir, por responsabilidad y mirando el interés general, el de la salud publica. No podemos ignorar que si bien es cierto que la provincia mantiene activos, de momento, tres o cuatro casos, no es menos cierto que España ya es tras Italia el segundo país europeo con el mayor número de infectados y, tanto la Magdalena como las Fallas, podían hacer llegar miles de personas de otras comunidades como, por ejemplo Madrid, con un elevado foco de infección. Por lo tanto, el aplazarlo aparece como medida acertada que, al tiempo, obliga al compromiso de buscar fecha con garantías.

En todo caso quiero aclarar que si he elegido este tema es porque la circunstancia actual me recuerda a cuando tuve que participar en la elaboración del Reglamento de las Cortes Valencianas, fui hablar con Arcadi García, el experto en Historia del Derecho Valenciano, para pedirle que valencianizara el reglamento y tratara de adecuarlo a los usos y costumbres de las antiguas Cortes. Circunstancia que aceptó mientras me decía: «me alegro de que aún existen políticos humildes que consultan a los demás, y es que parece que sepan de todo y encima se imponen». Razones, las de humildad, que deben de imperar en una situación como la del coronavirus y que exigen que los políticos, dejen espacio a los de Sanidad. Aunque eso sí, hablar de humildad suena difícil pero es posible, lo de unidos, parece imposible. Y es que aún existe quien aprovecha estos para ganar votos.

*Analista político