La mejora del sistema de financiación autonómica no es opcional. Resulta una urgencia vital para la Comunitat Valenciana. Pocos temas han alcanzado un nivel de consenso en todas las fuerzas políticas y estamentos sociales, sindicales, empresariales y académicos. Un aluvión de municipios y entidades de la sociedad civil suscriben sin fisuras una reivindicación común profundamente argumentada. De esta mejora nos va la propia viabilidad de la Generalitat y el autogobierno. Nos va en ello la credibilidad de la Constitución y nuestro Estatut de Autonomía.

Estas referencias, como sabemos, constituyen las reglas del juego democráticas. Pero no hablemos de preceptos para enredarnos en madejas que no entiende nadie. Hablemos de aquello que hace posible el estado social. Hablemos de dotar de contenido las competencias más íntimamente ligadas al sistema de derechos que nos hemos reconocido. La educación, la sanidad, los servicios sociales, la atención a la diferencia y la diversidad, etc. Pero los valencianos no solo albergamos en nuestro Estatut estas competencias de incidencia diaria en la vida de los ciudadanos. También ostentamos, entre otras muchas, las políticas activas de empleo, la innovación, universidades, agricultura, ordenación del territorio, vivienda, industria, comercio o el turismo, por ejemplo. Es decir, necesitamos financiación para respirar en todo cuanto tiene que ver con la definición y materialización de un modelo económico y productivo.

TITANIC // Cuando en la versión del Titanic dirigida por James Cameron, después de colisionar con el iceberg y el inicio de las primeras vías de agua, la protagonista le pregunta desencajada al ingeniero responsable del barco si se iban a hundir, este --incapaz de fijar la mirada-- le contesta: es una certeza matemática.

Si no cambian drásticamente las reglas del juego en el consejo de política fiscal y financiera, los valencianos seguiremos empobreciendo las ya de por sí empobrecidas circunstancias que nos caracterizan.

COMUNIDAD PEOR FINANCIADA // Durante muchos años quizá aquí se pensaron que la supuesta riqueza y una suerte de falso levante feliz no caducaría jamás. La cruda realidad es que somos la comunidad autónoma peor financiada de España. Cataluña no puede agotar el malestar territorial en este país. Ni sería correcto que la coyuntura oscureciese reivindicaciones tan justas y razonadas como las que presenta la sociedad valenciana.

Esta semana se celebrará una manifestación que pretende evidenciar el calado transversal de la causa que nos convoca. Es importante que vaya mucha gente, pero lo esencial es que el esmerado, riguroso y demoledor argumentario que se ha preparado, pueda remorder la conciencia de las instancias gubernamentales y parlamentarias que deben mover ficha. Iceberg a la vista. Esperemos que las llamadas de auxilio surtan efecto. Aunque aquí no son de auxilio, sino de legítima justicia.

*Secretario general del PSPV-PSOE en la provincia de Castellón