Se llaman ICO y son unos préstamos con el aval del Instituto de Crédito Oficial que lanzó el Gobierno en un intento de paliar el descalabro económico que provocó el covid-19. El Ministerio de Economía anunció hasta tres líneas de financiación, pero, aunque la intención era buena, en la práctica el desajuste es mayúsculo. Hay muchas más solicitudes de préstamos que el volumen de liquidez que se puso a disposición de las empresas, y decenas de pymes y autónomos de Castellón, que han realizado la gestión e incluso tienen el OK del banco, siguen sin recibir el dinero. Y sin la tan ansiada liquidez es imposible hacer frente a las nóminas de los trabajadores o acometer nuevas inversiones.

El dinero de los ICO apenas llega a las pymes y autónomos de Castellón y los empresarios llevan días alertando de que los créditos avalados por el Gobierno no sirven. Ayer fueron los asesores fiscales y hace tan solo unos días lo hicieron tanto Jesús Ramos, secretario general de la Cámara de Castellón, como Salvador Serrano, secretario técnico de la CEV-Castellón. En unas jornada telemática organizada por Mediterráneo y el Banco Sabadell, denunciaron la lentitud de un proceso que, en principio, se concibió como un salvavidas para las empresas y también los criterios a la hora de conceder los préstamos, que son inasumibles para muchas compañías. Los ICO no funcionan y las empresas avisan: o se soluciona de una vez el tapón y se flexibilizan los requisitos, o muchas pymes de la provincia no van a poder aguantar durante mucho más tiempo.