Como preste de la romería, o sea, como presidente y responsable de su sentido religioso durante los diez últimos años hemos de manifestar que para la iglesia católica en Castellón es mucho más importante la presencia del elemento religioso, como pervivencia de su significación más profunda, que el día de su celebración. La romería a la ermita de la Magdalena, que se inicia con una Misa de Romeros en la Iglesia Mayor y concluye de nuevo al pie del altar de Santa María, ya entrada la noche, fue desde sus orígenes en el siglo XIV una peregrinación religiosa y penitencial. Desde el siglo XVI la romería, que subía hasta el cerro habitualmente para pedir la lluvia, siempre se celebró en tiempo de Cuaresma y con un evidente sentido religioso. Fue en el siglo XVIII cuando comienzan a aparecer los primeros documentos que hablan de su celebración como recuerdo y acción de gracias por la fundación de la ciudad. El estricto sentido penitencial de antaño se complementaba así con el recuerdo y la acción de gracias al Señor porque allí, junto a la ermita de la santa penitente, comenzó a celebrar y a vivir la fe cristiana el pueblo de Castellón.

Es muy probable que el primer templo cristiano de la demarcación, una vez conquistado por Jaime I, fuese una primitiva iglesia dentro del recinto del Castell Vell. Desde 1233, fecha de la conquista, hasta 1252 en que se comenzó la construcción de la primera iglesia de Santa Maria, en La Plana, el único lugar de culto fue el construido en el cerro de la Magdalena. Recordar y celebrar los orígenes de nuestra fe en aquel lugar es el sentido último y el que da origen a la romería. El día, si las circunstancias lo exigen, puede cambiar. De hecho un primer cambio conocido tuvo lugar en 1793, cuando el obispo de Tortosa modificó el día de su celebración, pasando del sábado al domingo siguiente. En 1836, en plena Guerra Carlista, el Ayuntamiento decidió cambiar la fecha y abandonando la Magdalena peregrinar por seguridad al santuario de Lledó, como así se hizo. Continuando el peligro, el año siguiente se suspendió la romería. Incluso la romería de 1852, año del V centenario de la fundación de la ciudad, se pospuso al domingo siguiente, porque el tercer domingo de Cuaresma amaneció con muy mal tiempo. Ya en 1893 se cambió la fecha por coincidir con una jornada de elecciones, y aún podrían añadirse algunas notas más de cambios o suspensiones.

Castellón, con buen criterio, siempre ha sabido guardar la memoria de sus orígenes cristianos, aunque su celebración, como este año tenga que posponerse al cuarto domingo, aunque siempre en Cuaresma, como desde los inicios.