Es en las situaciones difíciles cuando exigimos, con más intensidad, responsabilidad a quienes gobiernan el timón de nuestra nación. Desde luego, la actual crisis sanitaria es un ejemplo de situación límite. Ha puesto a prueba a todos y, desgraciadamente, quienes debieran estar dando ejemplo a la población, están recibiendo de esta sopas con ondas.

Los ciudadanos están haciéndolo bien, nuestros vecinos y vecinas, respetando las normas de las autoridades que les exigen estar en casa y protegerse. Aunque sigan habiendo quienes dejan a un lado la solidaridad --y es en ellos quien debamos poner el foco para proteger al resto--, la gran mayoría está dando una lección de cumplimiento y respeto por la norma. Las autoridades son otro cantar, no se aclaran para protegernos. Con falta de equipos de protección para personal que está en primera línea de fuego, con falta de previsión y ejerciendo un desamparo sin precedentes a las administraciones más cercanas a la ciudadanía, los ayuntamientos.

Los municipios costeros, habituales receptores de visitantes durante los días de Semana Santa, estamos viviendo con ansiedad estas fechas.

EN ESTOS DÍAS, la Dirección General de Tráfico no está garantizando el cumplimiento de las normas, se están permitiendo desplazamientos y están llegando hasta nuestros municipios propietarios de segundas residencias que no debieran haber salido de sus lugares de origen.

Los pueblos estamos exponiendo a nuestras policías locales a tener que cumplir con una exigencia que el Gobierno debería garantizar cumplir con sus propios medios. Si nos solicitan que controlemos los accesos a nuestras poblaciones, lo hacemos, pero nadie se explica que el mismo Ejecutivo nos requiera que cesemos en ese empeño, tan solo unos días después de empezar.

NUESTRA POLÍCIA se está dejando la salud y el corazón en el control de accesos a nuestra población, junto con los agentes de la Guardia Civil con los que contamos en el municipio de Peñíscola, realizando patrullas conjuntas para controlar a los vehículos que puedan no cumplir con las estrictas restricciones a la movilidad.

Nuestra población, con multitud de accesos por vías secundarias, podría haberse convertido en un colador, de no ser por el cierre de accesos en estos viales y la canalización de todos los vehículos por los accesos principales, sometidos, como es lógico ante esta situación, al control policial. Con buenos resultados y un impecable trabajo de colaboración con la Guardia Civil de nuestra localidad, la Delegación de Gobierno nos sorprende con la obligatoriedad de eliminar las barreras físicas que evitan el acceso por vías secundarias.

Mi postura es clara: nuestro municipio no está encerrado, las vías principales siguen abiertas y exigimos una rectificación, pues la argumentación de la Delegación de Gobierno no se corresponde con la realidad.

Recapaciten y actuemos todos con fiabilidad, responsabilidad y congruencia, que los muertos son ya más de 15.000.

*Alcalde de Peñíscola